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103 Bernardo González-Lázaro Sueiras La cooperación en materia de Defensa entre… pacidades militares que garanticen la seguridad de los ciudadanos, dado el entorno de seguridad, económico y político de la última década. Ante la realidad que se ha des-crito, precipitada en última instancia por el Bréxit y la llamada de atención de los EE. UU. por el incumplimiento sistemático de las responsabilidades europeas en materia de defensa, la UE se ha visto obligada a reaccionar. Esto se ha materializado en tres ejes: potenciar la PCSD, impulsar el desarrollo de capacidades y reforzar la industria europea de defensa. La UE está constituida por un conjunto muy heterogéneo de EM, lo que ha difi-cultado la puesta en marcha de una PCSD eficaz, ya que se ha visto siempre sometida a las decisiones y reticencias propias de Estados con intereses divergentes. La falta de coordinación efectiva, a pesar de los esfuerzos de la AED y la OTAN, han dado lugar a múltiples redundancias e inversiones basadas en intereses nacionales. Además, la industria de defensa ha carecido de un mercado competitivo y rentable, perdiendo progresivamente su lugar de vanguardia. Las causas del problema incluyen el miedo a la especialización, la pérdida de so-beranía, las diferentes culturas estratégicas o bien el proteccionismo de la industria de defensa. Sin embargo, todo ello se ha visto progresivamente sobrepasado por las exigencias de la realidad, haciendo imprescindible evolucionar desde el concepto de «actuación independiente» al de «capacidad de actuar». Esto lo han realizado los EM de la UE mediante dos vías a diferentes velocidades: la regional y la subregional. La vía regional ha sido siempre la más complicada, ya que exige el acuerdo de todos, motivo por el que se ha visto ralentizada hasta 2017, en que la nueva Estrategia Global, su Plan de Implementación, la Declaración Conjunta UE-OTAN, el Plan de Acción de la Defensa, la creación de un Fondo Europeo de Defensa y de un Programa de Desarrollo In-dustrial han constituido su nueva puesta en marcha. Todo ello ha permitido recuperar herramientas como la CEP, que en su modalidad «inclusiva y ambiciosa», constituye la última expresión de la respuesta comunitaria a los desafíos actuales de defensa. La vía subregional, constituida por iniciativas bilaterales o minilaterales de geo-metría variable, surgió como una alternativa necesaria y flexible ante el difícil avance de proyectos multilaterales. Basándose en aspectos comunes entre socios cercanos, ha tenido varias materializaciones con diversos resultados, no siempre en línea con los objetivos regionales y frecuentemente limitadas a la satisfacción de intereses na-cionales. En este entorno complejo, surge la cooperación bilateral en materia de defensa en-tre Portugal y España, dos de los EM de la UE y Aliados de OTAN más castigados por la crisis económica, lo que contrasta con su destacada contribución a las operaciones de ambas organizaciones. No en vano, pese a sus reducidos presupuestos de defensa, actualmente lideran EUTM Malí y EUTM RCA; han generado conjuntamente y li-derado el EUBG 2017/2 y VJTF 16, teniendo asignados los EUBG 2019 y VJTF 18; y participan de forma destacada en las operaciones Atalanta (cuyo Cuartel General Ope-racional OHQ, por sus siglas en inglés se situará previsiblemente en Rota), Sophia, Assurance Measures y misiones de Policía Aérea en el Báltico, entre otras. Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos n.º 13 - Año: 2019 - Págs.: 79 a 110


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