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39 Palmerino Cuneo Terrorismo y criminalidad organizada: el sistema de… La «banalización» del terrorismo es un lujo que no podemos permitirnos y la na-rrativa con la que a menudo se categoriza y simplifica un conflicto en base a la causa étnica o religiosa nos recuerda a un «choque de civilizaciones» de huntingtoniana inspiración, precisando una interpretación holística que no contempla la complejidad y rechaza así el mismo análisis geopolítico. Además, utilizar esta simplificación puede dar lugar a pensamientos (y agendas estratégicas) sobre la esencia de los conflictos que no sirvan para interpretar, sino para predecir el mismo evento histórico. De tal manera, si por un lado los llamados «conflictos étnicos» que atraviesan los dos Sudán son competiciones de tipo político, económico y social, que genéricamente tienen una espoleta étnica, por otro, no podemos considerar el fenómeno yihadista como una guerra «santa» universal, por mucho que su tótem ideológico parezca más globalizado, sino que deberíamos reconducirlo a los mismos factores detonantes de lucha104. La simplificación bajo el estandarte étnico o religioso permite al mismo tiem-po justificar las alianzas más dispares, dondela banda tribal se vuelve combatiente en nombre de la libertad, traficante o terrorista, según las circunstancias. El terrorismo yihadista, cuyas marcas intentan ganar el monopolio ideológico universal del movimiento, no tiene ninguna relación directa con el islam. El yiha-dismo, como movimiento de eversión radical para conseguir el poder sociopolítico, instrumentaliza la religión islámica, que, al no ser monolítica, aceptainterpretaciones múltiples y desviaciones subjetivas fáciles. La yihad se convierte por lo tanto en una herramienta de legitimación de la acción política subversiva y en un arma de recluta-miento casi interminable, que se sustenta en el caldo de cultivo socioeconómico del Sahel, donde nunca han llegado los efectos positivos de la globalización y la interde-pendencia se mantiene muy asimétrica. Bajo este emblema, la subversión se propone como alternativa sociopolítica a las elites de estos Estados rentistas o a los regímenes filooccidentales, antisunitas, o a aquellos dominados por una particular etnia, o sea cuales sean el conjunto de elementos locales que alimentan este Estado difundido de reivindicación política, social y/o económica. Esto nos lleva a considerar el yihadismo como una amenaza local105, donde su ac-ción, aun legitimada por un objetivo final universal —como el califato, la umma y la lucha al opresor occidental— siempre es localizada y conducentea la lucha por el poder político local.Por tanto, la respuesta debemos hallarla en el contexto político y sociocultural local106. Una yihad local, cualquiera que sea su marca terrorista, tendría 104  GARCÍA, ALMEIDA, Fernando. «Reflexión sobre los conflictos étnicos y el desarrollo en el África Subsahariana», Estudios Geográficos, vol. 72, n. 270, 2011, p. 27. Disponible en: https://goo.gl/ Qrx4Kq (fecha de acceso: 5 de mayo de 2018). 105  Como destaca Núñez Villaverde: «cada grupo tiene su propia agenda y sus propios planes en un territorio concreto y resultaría incorrecto que cada una de sus acciones obedece a una orden recibida desde algún lugar…». (NÚÑEZ, VILLAVERDE, Jesús. Op. cit., 2018, p. 42). 106  ROSEMBLATT, Nate. «All Jihad is local: What ISIS’ Files Tell Us About Its Fighters», New America, 20 de julio 2016, p. 34. Disponible en: https://goo.gl/hsddY3 (fecha de acceso: 1 de mayo de Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos n.º 13 - Año: 2019 - Págs.: 15 a 46


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