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Armstrong consiguió posar el Eagle sobre la superficie lunar cuando solo le quedaban 17 segundos de combustible la zona donde iban a alunizar no estaba cartografiada. Además, en la parte final de la bajada a la Luna, el ordenador dio unas cuantas alarmas y Armstrong decidió coger los mandos y pilotar a mano. Primero, encontró una zona muy inclinada y la descartó; después, una superficie con demasiadas rocas que tampoco era válida para posar el módulo. «Armstrong recibe el aviso de que tiene 60 segundos de combustible y, poco después, de que le quedan 30», recuerda González Pintado. En ese momento, descubrió un sitio que le pareció razonable y posó la nave a siete kilómetros de la zona prevista. Le quedaban 17 segundos de combustible. «Era el primer viaje a la Luna y había que darle emoción», bromea el ingeniero. Aún pasaron seis horas antes de que los astronautas descendieran del módulo lunar. «Les dijeron que durmieran un poco y todos nos echamos a reír porque, después de dos años de entrenamiento, el viaje y el aterrizaje ¿los nervios les iban a dejar dormir? Pues, no». Desde Houston les dieron la orden de esperar porque querían que el descenso sobre la superficie lunar se retransmitiera a una hora razonable en todo el territorio de EEUU. Cuando llegó el momento, Armstrong tardó en salir más de lo previsto ya que el fabricante del módulo lunar había hecho la escotilla un poco más pequeña para disminuir el peso pero no había pensado que la mochila de supervivencia de los astronautas no había variado. El traje, muy voluminoso, también le impedía ver donde estaban los escalones de la escalerilla y los bajó a saltos. «Cuando por fin puso pie en la Luna todos escuchamos como la definió: magnificent desolation, una desolación magnífica», apunta González Pintado quien había llegado a Fresnedillas para estar solo un par de años «pero fue imposible. Después de hacer un vuelo tripulado sientes mucha responsabilidad, a los astronautas los consideras como de la propia familia. Aquello no podía dejarse», señala. Y después del programa Apolo llegó el Skylab, el Apolo-Soyuz, el trasbordador espacial, los Mariner, Vikingos, Voyager, Galileo… El veterano ingeniero español, tras 43 años de trabajo, se jubiló historia el Columbia y en él permaneció girando alrededor de la Luna hasta que regresaron Armstrong y Aldrin. Al iniciar la bajada se produjo otro contratiempo: se perdió la señal que debía llegar a la Tierra desde el módulo lunar. «En segundos se nos pasó de todo por la cabeza —explica González Pintado—. Lo primero, que el receptor se había estropeado, pero ¿también habían fallado los de las otras estaciones y en el mismo momento? No era probable, lo lógico es que hubiera algún problema con la antena automática del Eagle». De hecho así fue, y Armstrong pasó las comunicaciones a unas antenas ambidireccionales para poder hablar con Houston a través del Columbia. Los astronautas también se dieron cuenta de que el módulo lunar iba mucho más lejos de lo previsto. Desde Houston se lo confirmaron y les advirtieron de que Regreso a la Luna EL hombre podría regresar a la Luna la próxima década. La NASA ha anunciado la construcción de la estación Gateway que se situará en órbita a su alrededor como base para misiones tripuladas a la superficie lunar y a Marte. «Vamos a volver a la Luna de forma sostenible y vamos a quedarnos», ha anunciado Jim Bridenstine, administrador de la NASA, quien ha afirmado que el proyecto se hará «con socios comerciales» a diferencia de lo que ocurrió con el programa Apolo hace 50 años. Una de las funciones de Gateway será dar soporte al programa Artemisa con el que el hombre volverá a pisar el satélite antes de que finalice 2024. Los astronautas llegarán primero a la estación y, desde ahí, a bordo de naves lanzaderas reutilizables, alunizarán. El Gateway está liderado por la agencia espacial estadounidense y cuenta con el apoyo de la Agencia Espacial Europea (ESA), que se ha comprometido a aportar el módulo de servicio para la nueva nave espacial Orión; Rusia; Japón y Canadá, que se encargará de un brazo robótico. El proyecto fue analizado en el Salón Internacional de la Aeronáutica y del Espacio de Le Bourget celebrado el pasado mes de junio. El foro fue inaugurado por Pedro Duque, presidente del Consejo de la ESA y ministro de Ciencia, Innovación y Universidades en funciones, quien recalcó el «creciente papel de España en la investigación espacial». Duque se reunió con el administrador de la NASA para explorar las futuras líneas de colaboración entre España y EEUU, incluidas las posibles aportaciones a Gateway y Artemisa. También repasaron los programas de cooperación que mantienen el INTA, el Centro de Astrobiología y el CDTI con la NASA que se concretan en las misiones al Planeta Rojo: Mars Science Laboratory, Insight y Mars2020. 26 Revista Española de Defensa Julio/Agosto 2019


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