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1530 llegó a Vera Cruz. Se hizo cargo de su marquesado y organizó varias expediciones sin grandes resultados. El único hecho destacable fue que en 1536 descubrió la Baja California, y aun hoy al Golfo de California se le llama Mar de Cortés. Pero ya no tenía el poder de antes, se encontró con grandes problemas en todo lo que hacía y fue perdiendo prestigio. En 1540 regresó a España para protestar ante el rey, que no le hizo mucho caso. Participó en la expedición de Argel para conseguir el favor real, pero tampoco sacó nada en limpio a pesar de su magnífico comportamiento. Siguió adelante con sus reclamaciones que caían en el vacío, y se trasladó a Sevilla, donde a falta de nuevas exploraciones y conquistas organizó una tertulia literaria y humanística. El 2 de diciembre de 1547, falleció en la localidad sevillana de Castilleja de la Cuesta. El IV centenario de su fallecimiento fue recordado con un sello emitido por España en 1948. Hernán Cortés dejó escrito en su testamento que sus restos fueren llevados a México, donde pasaron por diversas vicisitudes, hasta que quedaron depositados en la iglesia de Jesús Nazareno de la ciudad de México. LA MAR EN LA FILATELIA Comentario final De esta manera terminó su paso por este mundo aquel gran conquistador, hombre hábil, inteligente, aventurero, ambicioso, persuasivo, elocuente, bien parecido, buen jinete, diestro en el manejo de las armas, «en demasía dado a las mujeres» y muy religioso, que cambió la sosegada tranquilidad de las aulas y la quietud de su hogar por grandes aventuras, de las que la más sonada fue la conquista de México. Cortés dejó las crónicas de sus viajes en cinco Cartas de relación dirigidas al emperador Carlos I, en las que relataba todas sus peripecias. Con estas cartas se reveló como un escritor de estilo fácil y claro, y por ellas hoy está encuadrado entre los cronistas de la epopeya americana. Marcelino GONZÁLEZ FERNÁNDEZ (RR) 2019 151


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