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TEMAS GENERALES Maqueta de una cañonera expuesta en el Museo Naval de Madrid. Finalmente, se decidió la construcción de dos cañoneras que, debido a lo costoso de su traslado desde la Península, fue encargada a la empresa inglesa Hutchison Wampoa Dockyard radicada en Hong Kong. El casco, de una eslora de 29 m aproximadamente y seis de manga, fue dividido en tres trozos para su transporte. Todo el material se portearía en viajes sucesivos por personal del Ejército y nativos contratados. Por desgracia, los caballos que llevaron allí los españoles eran muy escasos y el único animal de tiro que había en la isla era el carabao, débil y no apto físicamente para este tipo de trabajos, por lo que se usaron porteadores humanos, llamados «cargadores », ya que las piezas de gran peso y tamaño eran trasportadas en carros tirados por ellos. Arriba en la laguna, en el arsenal, las cañoneras serían montadas, botadas y puestas a punto, por lo que se construyeron unas gradas al efecto. El montaje fue realizado por cien chinos de la empresa de Hong Kong, dirigidos por tres ingenieros británicos. El resultado de la operación fue un éxito y en poco tiempo las dos cañoneras empezaron a prestar servicio en la laguna. Lo más penoso, quizá, de todo este proyecto fue el transporte de las piezas a través de la jungla, no solo por lo arduo del trabajo, las duras condiciones climáticas de lluvia casi continua, suelo embarrado, cuestas pronunciadas y cunetas con peligrosos precipicios, sino también por las constantes emboscadas moras, que hicieron necesario construir varios fuertes a lo largo de la trocha, en los que se distribuían diversas compañías de un regimiento de fusileros que acompañaban a los convoyes de transporte. 2019 17


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