Page 31

RGM_276_6_JULIO_2019

TEMAS GENERALES positivamente, incluso la gente pobre contribuyó (31). Pero el 28 de junio de 1914, Winston Churchill decidió requisar todos los buques de guerra que se construían para potencias extranjeras en Gran Bretaña, entre los que se encontraban los dos acorazados turcos y otros dos chilenos. La frustración turca fue enorme. Los barcos alemanes podrían compensar los no recibidos. El Goeben «por sí solo era suficiente para dominar la escuadra rusa del mar Negro» (32). También, se anotaba desde un rotativo, suponía una importante ventaja respecto a la flota griega. Su incorporación fue presentada por la revista Vida Marítima como una compensación «por la incautación del acorazado destinado a Turquía, construido por la casa Armstrong» (33). Este asunto no fue reflejado en la prensa nacional. La actitud hostil de los turcos era explicada en la revista Vida Marítima alegando tres causas: su simpatía hacia el Reich, la anexión británica de Egipto y la incautación de dos acorazados turcos construidos en los astilleros del Reino Unido que debían haber sido entregados el 15 de julio (34). «La compra —se podía leer en un diario de Madrid— ha sido realizada para agredir a Grecia» (35). Pero recordaba el embajador otomano en París que el país heleno había adquirido dos acorazados en los Estados Unidos de América, mientras que los navíos turcos habían sido embargados por el Reino Unido. Por tanto, los barcos alemanes se habían comprado para restablecer el equilibrio naval y nunca para entrar en guerra (36). Además, Turquía declaraba oficialmente a Rusia que «el Goeben y el Breslau no serán empleados contra sus buques». (37) Ante estos hechos, «Inglaterra transige y se muestra conforme con las explicaciones turcas; pero el afán de vengarse será aún mayor» (38). Las consecuencias que para la frágil paz de los Balcanes suponía la actitud de la Sublime Puerta fueron analizadas por El Imparcial. De «milagro » calificaba el articulista que solamente Serbia y Montenegro fueran beligerantes en esos momentos. Grecia se sentía amenazada, las potencias de la Triple Entente habían presentado sus reclamaciones al sultán y, por último, Turquía vacilaba. La conclusión apuntada era: «Resuélvase como se quiera este incidente, Turquía ha dado un mal paso y, aunque quizás a estas horas esté arrepentida, probablemente no tardará en advertir las represalias» (39). (31) RICHTER, Heinz: op. cit., p. 2. (32) CHURCHILL, Winston: op. cit., p. 332. (33) Revista Vida Marítima, número 456, 30 de agosto de 1914, p. 369. (34) BARBASTRO, José: «La situación internacional», en Revista Vida Marítima, número 455, 20 de agosto de 1914, p. 357. (35) El País, 15 de agosto de 1914. (36) Ibídem, 16 de agosto de 1914. (37) Heraldo de Madrid, 16 de agosto de 1914, y La Correspondencia Militar, 17 de agosto de 1914. (38) «Transigiendo», en El Correo Español, 17 de agosto de 1914, p 1. (39) ROMERO, Julio: «Desde París. Diario de acontecimientos», en El Imparcial, 21 de agosto de 1914, p. 1. 30 Julio


RGM_276_6_JULIO_2019
To see the actual publication please follow the link above