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RUMBO A LA VIDA MARINA Repárese en las aberturas branquiales del tiburón de la foto (tomada de televisión). Los condictrios tienen un sistema reproductor muy avanzado, unos sentidos asombrosos, pero carecen de vejiga natatoria. llas que se llaman bolsas faríngeas. Estas son las unidades básicas, cuyo conjunto forma la estructura branquial de la lamprea, su sistema respiratorio. El esqueleto tan primitivo y cartilaginoso del rancio agnato incluye además unas varillas para reforzar y anclar las bolsas faríngeas, como no podía ser menos en tan importante órgano, que permiten al pez respirar con las branquias el oxígeno disuelto en las aguas. Y el espacio entre bolsa y bolsa constituye el llamado arco branquial. Este último detalle es definitivo para nuestro argumentario porque el primero de estos arcos es el que se va a modificar convenientemente en la evolución de los peces hasta transformarse en las mandíbulas, tan patentes en los condrictios y los osteíctios, creando una herramienta imprescindible en la lucha de la vida que siempre perdurará en el vertebrado hasta llegar al mamífero: comer, morder, defenderse, atacar... Los dientes, de origen ajeno a las mandíbulas, se van a formar a partir de ciertas excrecencias de la piel del pez, como pronto explicaremos, y por añadidura el oído también se irá desarrollando parejo a este mismo proceso mandibular, pero también con carácter independiente. Diversos pliegues de la piel darán origen a las aletas pares, pues las lampreas solo las tienen dorsales, y aquellas, en su momento, derivarán en las patas del animal terrestre. Respecto a los otros dos grandes grupos de peces, el sistema branquial se irá perfeccionando, y en los condictrios (recordemos el perfil de un tiburón) las branquias se 56 Julio


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