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TEMAS PROFESIONALES sistema de convoyes y el sonar activo la victoria estaba asegurada, pero no fue así, y una vez más tuvo que recurrir a los Estados Unidos, que ayudaron con 50 anticuados destructores de escolta del tipo Flush Deckers ante la dificultad de los británicos de sobrevivir al bloqueo. A finales de 1941 los Estados Unidos entraron en guerra y sufrieron en sus carnes la falta de preparación ante lo que se les vino encima. En 1942 ni tenían establecido el sistema de convoyes ni contaban con el número de escoltas adecuado. En esta ocasión fueron los británicos los que les cedieron escoltas, aviones antisubmarinos y, sobre todo, instrucción basada en la experiencia que habían adquirido durante el tiempo que llevaban en la guerra; pero mientras los estadounidenses se ponían al día, se perdieron 500 mercantes norteamericanos, sin contar los de otras nacionalidades. Tuvo que pasar mucho tiempo para que las fuerzas aliadas se rehiciesen del golpe y, aún así, cuando terminó la contienda todavía quedaba un gran número de submarinos operativos, ya que el almirante Dönitz mantuvo la esperanza de vencer hasta el último día. De haber perdido los aliados la batalla del Atlántico, hubiera sido imposible traer a Europa el potencial de guerra norteamericano necesario para los frentes europeos; por eso fue la más importante de la Segunda Guerra Mundial. Esta batalla, que comenzó el primer día de guerra, no terminó hasta el momento de la rendición, y en ella tuvieron lugar 6.000 combates. Los alemanes habían construido, entre 1939 y 1945, 1.162 submarinos, de los que 785 fueron destruidos, 632 en la mar, en su mayoría por buques y aviones británicos, que fueron los que tuvieron mayor participación. Los submarinos del Eje hundieron 2.828 mercantes, lo que supuso 14.687.231 toneladas, de las cuales casi 11.500.000 pertenecían a la Marina Mercante británica, siendo 175 los buques de guerra aliados hundidos por los submarinos, la mayoría británicos. La tercera batalla del Atlántico fue la que se desarrolló durante la Guerra Fría, en la que las naciones del Pacto de Varsovia y las de la OTAN mantuvieron durante bastantes años un equilibrio inestable mientras se preparaban para lo que podía ser un enfrentamiento de proporciones mayores que las de la Segunda Guerra Mundial, dada la enorme cantidad de submarinos soviéticos existente. En esos tiempos se adiestraban los países de la OTAN en el traslado de una fuerza expedicionaria a través del Atlántico al continente europeo y, en este sentido, se efectuaron maniobras anuales entre los años 1969 y 1993. Durante la Guerra Fría la balanza estuvo más inclinada a favor del bando soviético. Inicialmente los submarinos americanos de ataque estuvieron controlando las posiciones de los de misiles balísticos soviéticos, pero los rusos consiguieron que fueran tanto o más silenciosos que los estadounidenses que, aunque desarrollaron sistemas de detección avanzados, como los sonares activos de baja frecuencia y gran potencia y los sistemas de detección pasiva remolcados de baja frecuencia, el elevado número de submarinos de ataque 2019 85


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