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TEMAS GENERALES UE, en un esfuerzo que tuvo su momento álgido en la guerra en la región oriental ucraniana del Donbass, desde 2013, y en la posterior anexión rusa de Crimea al año siguiente. Tal proceso tendría como escenario latitudes del mar Negro, cuenca interior compartida, entre otros, con Turquía, como cinco años antes lo habría sido también en el contexto de la guerra ruso-georgiana de 2008. Cuando Putin habló ante la Asamblea General de la ONU el 25 de septiembre de 2015 en el 70.º aniversario de su fundación y en una tribuna en la que no comparecía desde el 2005, lo hacía pocos días antes de que su país interviniera militarmente en Siria, aunque nada dijo en su discurso que permitiera prever tal acto. Destacó en su discurso la necesidad de realizar un esfuerzo común contra el terrorismo yihadista y ponía sobre la mesa la creación de un Centro de Coordinación Antiterrorista en Moscú. La participación de Irán, Siria y del Irak dominado por los chiíes en dicho Centro de Coordinación representaba todo un desafío para Turquía, que ya era por entonces uno de los paladines del esfuerzo suní, y por tanto antishií, en la región. Entre 2015 y 2018 habrá momentos de tensión, pero también otros de acercamiento entre ambos países, y la descripción de algunos de ellos nos permitirá enmarcar una relación actual caracterizada por el pragmatismo de ambos actores. Una Rusia que definía unas ambiciosas relaciones estratégicas con Turquía a fines de 2014, que pasaba a vivir un enfriamiento entre 2015 y 2016 y que tras el fallido golpe contra Erdogan de julio de 2016 daba paso a un reencuentro entre dos líderes duros y criticados desde Occidente, es la que acaba vendiendo sistemas de defensa aérea S-400 a una Turquía que sigue siendo miembro de la OTAN, que se está beneficiando del apoyo de sus aliados con baterías Patriot desplegadas en la frontera con Siria —en algunos momentos por España— y que ahora planea comprar cazas F-35 a los Estados Unidos. Turquía fue, además, el país que entre 2015 y 2016 alimentó el tránsito de cientos de miles de migrantes —no solo sirios, sino también iraquíes y afganos— que penetraron de forma caótica en la UE a través de la ruta de los Balcanes Occidentales, ruta que Turquía no contribuiría a cerrar, o al menos a obstaculizar, hasta obtener un generoso Acuerdo que la Unión firmó con dicho país en el mismo 2016. El derribo por parte de Turquía de un caza Su-24 ruso cerca de la frontera sirio-turca, en noviembre de 2015, marcó sin duda un momento de tensión bilateral, pero el mismo no condujo a un enfriamiento entre ambos países, que asumen que su papel en este escenario es obligado y debe de ser sostenido. Rusia, desde que lanzara su intervención en septiembre de 2015, ha contribuido a reconducir la situación en términos de consolidar en el poder a Bashar alÁsad, y en dicho proceso y habiendo establecido zonas de denegación de acceso aéreo a estadounidenses, israelíes y turcos ha sabido también interac- 8 Julio


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