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Es por tanto en este contexto operativo, y no en otro, en el que siempre debemos circunscribir la preparación física y su posterior evaluación; porque sin aplicación directa a nuestras misiones operativas, la educación física no tiene más sentido en el ámbito militar que el que podría tener en cualquier otro segmento de la población: los indudables benefi cios –que no son pocos- para la salud general. Pero para nosotros, a los que la propia NG 08/12 nos advierte que los benefi cios conseguidos mediante la preparación física “deben tener una trasferencia directa al ámbito de la Instrucción y Adiestramiento”, tiene un valor añadido por ser un requisito para poder ejercer la profesión con garantías sufi cientes. Por eso nuestra Academia invierte tanto tiempo y recursos en la práctica y el fomento de la educación física y el deporte entre vosotros: porque indudablemente así mejoramos vuestras cualidades físicas, pero también –y casi más fundamental- porque contribuimos a fomentar vuestros hábitos de vida saludables, porque mejoramos vuestra capacidad de esfuerzo y sacrifi cio, porque contribuimos a potenciar vuestro compañerismo y espíritu de equipo, porque os trasladamos el ejemplo de cómo liderar la preparación física de vuestros futuros subordinados, y porque, en resumen, 30 Armas y Cuerpos Nº 129 así contribuimos a mejorar las cualidades morales y físicas que os serán indispensables para cumplir las misiones operativas que se os puedan asignar en el futuro al mando de vuestras unidades. LA EVALUACIÓN FÍSICA EN EL ET Una vez hecha la introducción relativa al fondo del asunto: la utilidad de la preparación física en el ET –es decir, el propósito general que un ofi cial siempre debe tratar de tener en mente-, pretendemos en este artículo exponeros la segunda e inseparable parte de la preparación física: su evaluación. Porque, como ya sabéis por vuestra formación académica, cualquier proceso que se ponga en marcha en una organización requiere de una posterior evaluación que nos proporcione información sobre si el proceso se desarrolla como pretendíamos –su efi cacia-, y si los recursos y esfuerzos invertidos son proporcionales a los resultados –su efi ciencia-. En consonancia con ello, el Ejército ha decidido defi nir dos niveles de valoración física, uno individual y otro colectivo, materializados cada uno por diferentes pruebas y evaluaciones. Entrando ya en detalle, y en lo relativo a las evaluaciones físicas individuales que un militar La preparación física no acaba en territorio nacional, puede y debe formar parte de las misiones en el exterior.


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