Buque escuela Juan Sebastián de Elcano Navegando por el Canal de Beagle que forma y forja a los alumnos ofi ciales por la navegación a vela, el léxico marinero, los buenos momentos en la mar, o los malos, en permanente y estrecha convivencia, incomodidad, monotonía de largas travesías, tempestades, accidentes, fríos y calores y, asimismo, por el conocimiento de los compañeros y el de uno mismo, y también por las tradiciones espirituales, marinas, lúdicas, festivas: todo es formación humanista del futuro ofi cial marino de España a bordo del Elcano. Este liderazgo que incluye los momentos de esparcimiento y compañerismo allende las tareas y protocolos militares de cada momento, es tan necesario para el comandante de un barco de guerra de la Armada como para el militar español de cualquier ejército y de la Guardia Civil, viviendo una de las cualidades elogiada por Aristóteles como fundamento de la sabiduría y de la amistad: la humildad, por la que los ofi ciales de las Fuerzas Armadas de España, y en especial en un ambiente tan extremo como es un bergantín goleta casi del siglo XIX navegando durante meses por los mares, “deben sentir benevolencia y desearse el bien mutuamente, sin que les pase inadvertido, y ello porque la amistad es igualdad, y se da, sobre todo, en los hombres buenos” 12. Un hombre bueno debe ser todo ofi cial militar, “entre las virtudes humanas, la más importante para un líder es la humildad” 13, y en cada tradición lúdica en cubierta o toldilla, en las comidas dominicales, comparsas, festivales, teatros, rocíos, ferias y sanfermines, en las competiciones deportivas en el castillo o en las bogas de traineras, los guardias marina aprenden a ser líderes fundiéndose con la dotación que, a pesar de la juventud de los alumnos, estarán bajo su mando en breve. Así, dos sencillas tradiciones son las carreras de traineras, donde la dotación compite remando contra los alumnos en un océano Pacífi co en calma chicha. O, entre risas y bromas y fotos, la caza con la rhib de un mini-iceberg desprendido de los glaciares de estos canales patagónicos, guardado después en las neveras para, como exclamó con una carcajada el buen Teniente Coronel médico en la cámara de Jefes en mi primer crucero, tomar en puerto un buen gintonic con azul hielo austral lleno de prehistóricas bacterias, virus y bichitos esperando después de miles de años su reactivación en nuestros vasos. Traineras y recogida del hielo austral que son pequeñas experiencias que elevan la moral maltrecha de todos tras días de mala mar y mucho frío mejor que cualquier arenga desde el puente. Destellos de alegría que si no sustituyen la larga ausencia de las familias sí que mitigan un poco la tristeza de la separación de los hogares tras tanto tiempo navegando. Lo que no deja de ser gestos de confi anza con su dotación y de humildad del mando, y muestra de cómo el futuro ofi cial debe aprender que el líder verdadero “debe tener espíritu de servicio y, que para servir: servir”14. Agosto - 2019 Armas y Cuerpos Nº 141 69
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