Page 8

ArmasCuerpos_141

Primeros documentos estratégicos de la Alianza Atlántica. A la izquierda el MC3 (19/10/1949), en el centro el DC6/1 (01/12/1949), a la derecha el DC13 (01/04/1950). En ellos se aprecia la evolución en la denominación de la Organización, que solo quedó fi jada en el último. Fuente NATO Strategy Documents 1949-1969 benefi ciados y EE.UU conformaban también el grueso del GATT y a continuación constituyeron la Organización Europea para la Cooperación Económica (OECE). La “cuestión alemana”, el punto más caliente del mapa europeo de la posguerra, alcanzó entonces su momento más crítico. El 3 de junio de 1948, los aliados occidentales fi rmaron varios acuerdos que establecían una moneda única y preveían la constitución de un solo Estado en su zona de ocupación. Stalin los tildó de violación de lo pactado en Potsdam y en represalia, el día 24, se inició el bloqueo terrestre de Berlín, esperando la caída de la ciudad por asfi xia. Pero los norteamericanos organizaron un puente aéreo que se convirtió en una exhibición de potencia: los 200 vuelos del primer día aumentaron a más de 700 en septiembre y para los alemanes pasaron de ocupantes a protectores. Stalin decidió suspender el bloqueo el 12 de mayo de 1949. Once días después se constituía la República Federal Alemana (RFA), sin fuerzas armadas y un sistema tradicional de elecciones que llevó a la jefatura del Gobierno al democristiano Konrad Adenauer. Incorporada casi de inmediato al Plan Marshall, la RFA debía jugar el papel de locomotora industrial de la recuperación e integración económica de Europa occidental. Ese mismo año, se creó la República Democrática Alemana en la zona soviética, en manos de los comunistas germanos. De Alianza a Organización El Plan Marshall era un órdago en toda regla de incierta efectividad económica pero indudable utilidad política. El gran objetivo de Washington era convencer a sus aliados europeos de la necesidad de unir fuerzas ante el nuevo peligro común. Para ello, era fundamental que los líderes de Europa Occidental demostrasen a sus ciudadanos que las democracias liberales y capitalistas eran capaces de garantizar el nivel de vida y estabilidad política que no habían podido ofrecerle en las dos décadas previas. También debían convencer a los europeos de que Estados Unidos no iba a dar la espalda ni a la economía ni a la defensa del Viejo Continente, como había hecho en el periodo de entreguerras. La presencia de miles de soldados americanos en Alemania, Austria, Francia, Italia o Reino Unido lo atestiguaba en cierto modo. Sin embargo, los políticos europeos querían más. Buscaban atar el compromiso de Washington por un tratado, algo que iba contra la tradición política del país americano desde su independencia. Mientras tanto, en marzo de 1947 Francia y Reino Unido habían fi rmado el tratado de Dunkerque, de alianza y asistencia mutua automática frente a un eventual ataque alemán. Pero el golpe de Praga mostró que era más probable el peligro comunista, por lo que se aceleró la negociación que llevó a ambos Estados a fi rmar junto a Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo, en marzo de 1948, el Tratado de Bruselas. En este se establecía la cooperación económica, social y cultural, pero sobre todo incluía una cláusula de defensa mutua y creaba la Unión Occidental, un organismo militar común bajo la autoridad del mariscal Montgomery. Pronto la crisis de Berlín puso sobre la mesa la necesidad de contar con la implicación de Estados Unidos. Una vez reelegido Truman en las elecciones de noviembre de 1948, las negociaciones entre París, Londres y Washington tomaron impulso para crear un vínculo transatlántico inspirando 8 Armas y Cuerpos Nº 141 ISSN 2445-0359


ArmasCuerpos_141
To see the actual publication please follow the link above