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Eisenhower, horas antes del desembarco de Normandía. A la izqda., Hitler en Munich en 1938. La playa de Omaha, en la costa francesa, tras la llegada de las tropas aliadas en junio de 1944. Efectos de un bombardeo alemán sobre Londres en septiembre de 1940. Paracaidistas estadounidenses en una masiva operación sobre Holanda en septiembre del 44. LA Segunda Guerra Mundial tiene sus orígenes en la herencia envenenada de la Primera (1914-18). Un Tratado de Versalles nefasto, los términos abusivos de las reparaciones de guerra impuestas a Alemania, la Gran Depresión de 1929, el ascenso al poder de Adolf Hitler y del fascismo italiano, la inoperancia de la Sociedad de Naciones, la invasión japonesa de Manchuria y China y la italiana de Abisinia, el fracaso de la República de Weimar, los problemas étnicos, el odio racista contra los judíos, y los arbitrarios repartos territoriales de los vencedores formaron un todo explosivo que desató el incendio a escala mundial. La guerra comenzó el 1 de septiembre de 1939 con la invasión alemana de Polonia que provocó la inmediata respuesta de Gran Bretaña y Francia. Previamente, la firma en Moscú (agosto de 1939) del pacto de no agresión germano soviético (con un protocolo adicional secreto) permitió que pocos días después la Unión Soviética de Stalin interviniera para repartirse el territorio polaco. Supuso también la adjudicación de zonas de influencia en Europa Oriental entre estas dos potencias. Contra lo que parecía, Alemania no tenía en ese momento un plan estratégico para una guerra global en Europa, y la inicial ventaja de su rearme en 1939 disminuyó con rapidez a partir de 1940 por los superiores recursos de los aliados. Gran Bretaña disponía de un vasto imperio US Army Us Army. con enormes medios y la mayor flota de guerra y mercante mundial, aunque pronto esta se vería superada con creces por la de Estados Unidos. La fulgurante campaña (blitzkrieg) contra Polonia se explica sobre todo por la inacción de Francia en el oeste, donde las fuerzas alemanas eran muy débiles. La realidad —como demuestran estudios recientes— es que Alemania no estaba preparada para una guerra larga y su dependencia del exterior en materias primas vitales era muy grande: un 80 por 100 en caucho y un 65 por 100 en petróleo, por citar solo dos ejemplos. Tras la derrota relámpago de Francia, Bélgica, Holanda y el ejército británico en Dunkerque, unido a la ocupación de Noruega, la maquinaria bélica alemana rozó el cénit de sus éxitos militares. Su hegemonía continental parecía imparable, pero el contraataque aliado no se haría esperar. Pronto resultarían vencedores en la batalla de Inglaterra y más tarde recuperarían la iniciativa en el Norte de África y el Mediterráneo. Contra lo que parecía, Alemania no tenía un plan estratégico global cuando invadió Polonia Octubre 2019 Revista Española de Defensa 53 US Army New York Times Paris Bureau Collection


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