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se separaban, yendo los de Caballería a Valladolid, a su Academia de Aplicación y quedando los de Infantería en la General, siguiendo el que se llamaba Curso Especial de Infantería. Los que aspiraban a ingresar en un Cuerpo facultativo seguían, durante el tercer año, un Curso Preparatorio, al fi nal del cual iban a sus respectivas Academias de Aplicación, a Segovia los de Artillería y a Guadalajara los Ingenieros y a la Escuela de Guerra, en Madrid, los del Cuerpo de Estado Mayor. Todos, al terminar el tercer año de estudios, recibían el empleo de Alférez (2) (Ofi cial 3º los de Administración Militar), siendo destinados a las Unidades, donde a los dos años eran promovidos a Tenientes, excepto los de Artillería, Ingenieros y Estado Mayor que estaban dos años estudiando en su Academia como Alféreces Alumnos, recibiendo al cabo de ellos el Despacho de Teniente. Nótese que entonces se podía ir al Cuerpo de Estado Mayor desde la Academia General, quedando para siempre en él, aunque también existían ofi ciales de las Armas y Cuerpos que se diplomaban en la Escuela de Guerra, pero no dejaban de pertenecer a su Arma o Cuerpo, igual que los actuales Diplomados de Estado Mayor. Se estudiaban en Toledo tres asignaturas o Grupos de ellas que venían a ser, más o menos, como ahora los de Formación Militar, Científi ca y Humana, complementados con las prácticas correspondientes. El Curso duraba desde el 1 de Septiembre al 17 de Julio, es decir, lo mismo que en la actualidad. Las relaciones entre los recién ingresados, “Novatos”, y los de cursos superiores, “Antiguos”, adolecían de los defectos habituales, bastante exacerbados en aquella época; la costumbre de las novatadas, alguna bastante desagradable, estaba muy arraigada; fue preocupación del General Franco, Director de la II Época y de todos los de la III suprimir esa mala costumbre, que aún ocasiona algún que otro disgusto .Como cosa curiosa diremos que ya existían en aquella Época los “encargos” de los antiguos: que si un Soneto a Galatea, unos versos a Natalia, un estudio sobre el cultivo de la berza . . “ más o menos como los trabajos “literarios” que ahora encarga cualquier “Páter” a sus “Filios”. La Academia General se estableció, en 1882, en el Alcázar de Toledo, hoy cuna de la Infantería, cuya Academia estuvo allí hasta esa fecha y en el que estuvo la General hasta su disolución, en 1893. Previamente había sido restaurado, reinando ya D. Alfonso XII; en aquellos días era Director del Arma de Infantería el General San Román, que encomendó la restauración al Cuerpo de Ingenieros, dirigiéndola, con gran acierto, el Comandante Hernández, cuyos dibujos y planos fueron base para reconstruirlo después del asedio, en 1936. No es momento de hacer aquí la historia del Alcázar, baste recordar que lo sustancial del edifi cio actual es de tiempos del César Carlos I, aunque antes hubo allí distintos palacios desde que Alfonso VI construyó el primero, pero de ellos, excepto un muro lateral de tiempos de Alfonso X El Sabio, no quedaba nada. Fue residencia de Diciembre - 2019 Armas y Cuerpos Nº extraordinario 2019 107


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