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Su posición elevada con respecto al terreno circundante, junto con la muralla de 3,5-5,5 metros de base y 6 metros de altura, reforzada con torres, los obstáculos artificiales montados alrededor de la muralla como campos de piedras verticales (a modo de campos de minas actuales), fosos, estacas…, y el obstáculo natural del Duero en su flanco oeste y el río Merdancho en el sur, si bien no hace a la ciudad una posición inexpugnable, sí que facilita en buena manera su defensa. Las viviendas estaban en el interior del recinto amurallado, dejando una calle de ronda entre estas y las murallas, que tenían cuatro puertas orientadas a los puntos cardinales. El río Duero tenía mayor caudal que actualmente, de forma que era navegable por esquifes con velas, pues su c a u c e tenía 5-10 metros y su anchura era mayor a la actual, con lo que representaba un verdadero obstáculo natural tanto para romanos como para numantinos. El nivel freático de la zona alrededor de Numancia era más alto que el actual, por lo que había lagunas, que actualmente no existen, en determinadas zonas, como entre los fuertes de asedio de Castillejo y Valdeborrón. Además, los ríos no estaban regulados por presas, por lo que existían zonas inundables junto a los cauces de los ríos Duero, Tera y Merdancho en determinadas épocas del año que hacían de estas un verdadero obstáculo natural. Numancia estaba rodeada de espesos bosques, no existentes actualmente, que tuvieron que ser talados por los romanos para despejar campos de visión y tiro de sus armas colectivas y para el empleo de esta madera en la construcción del cerco (vallum/circunvalatio), sus campamentos, armas de guerra colectivas y uso a modo de combustible. Con respecto a la población de Numancia, los números varían de unos autores a otros, si bien podemos tomar como referencia las siguientes cifras, incluyendo a los segedenses y otras poblaciones cercanas acogidas: 4000 combatientes y entre 12 000 y 16 000 habitantes (mujeres, niños, ancianos…). El ejército celtibérico, si bien no tenía una estructura y disciplina tan férrea como el romano, había sido superior a este en repetidas ocasiones debido sobre todo a su conocimiento 86  /  Revista Ejército n.º 946 • enero/febrero 2020 del terreno y al empleo de su táctica de combates campales por sorpresa en orden abierto y rápida retirada a sus ciudades. Por todo ello, podemos concluir que Numancia presentaba unas condiciones óptimas para su defensa siempre y cuando no se le sometiera a un asedio prolongado en el tiempo sin interrumpir la campaña por causa del invierno, que se le aislara de sus aliados de forma que tuviera que combatir ella sola sin ayuda externa y sin abastecimiento de víveres, y que se rehuyeran por parte del ejército sitiador combates campales. CAMPAÑA DE ESCIPIÓN Una vez nombrado Escipión para liderar la campaña «definitiva» contra Numancia, y conociendo este los antecedentes en los pasados 20 años de sus predecesores, con sus correspondientes lecciones aprendidas y el entorno operativo de Numancia, podríamos considerar que la misión de Escipión pudo ser: «diseñar, generar, adiestrar y proyectar un contingente a Hispania en el 134 a. C. para destruir Numancia y someter a la Hispania celtibérica a Roma». Podemos dividir su campaña en tres fases, asimilándola a procedimientos usados en operaciones y terminología militar actual: 1. Diseño, generación y proyección de la fuerza expedicionaria; 2. RSOM (reception, staging and onward movement); y 3. Cerco. 1. Diseño, generación y proyección de la fuerza expedicionaria Escipión diseñó, generó y proyectó a Hispania un ejército de unos 60 000 hombres para cumplir su misión organizado de la siguiente forma: — La base de su ejército la formaron 4000 voluntarios fieles que desplegaron con él desde Roma. Su reclutamiento no fue fácil, pues Numancia era considerada por el pueblo romano en esa época como una ciudad inexpugnable defendida por bravos y salvajes celtíberos que siempre derrotaban a los ejércitos romanos, lo que hacía que el personal en edad de ser reclutado no quisiera desplegar a Hispania. — En el sur de Hispania había un contingente romano de  20  000 hombres indisciplinados, con bajo nivel de instrucción y adiestramiento y la moral por los suelos debido a las continuas derrotas sufridas en las campañas anteriores frente a Numancia. — El ejército se completó hasta 60 000 hombres con tropas auxiliares indígenas, entre las que había una gran mayoría de hispanos que aportaban capacidades de las que no disponía el ejército romano, como honderos, arqueros, elefantes… Estas tropas auxiliares se incorporaron una vez el asedio Cada legionario romano debía desplazarse a pie transportando sus pertrechos reglamentarios


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