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Doctrina, Táctica y Operaciones que hasta ese momento, ampliando por tanto la responsabilidad de sus jefes en la toma de decisiones sobre el terreno. El entorno en el que se desarrollan estos conflictos, su gran multiplicidad de factores y actores a tener en cuenta, y la descentralización de las unidades obligan a una rápida toma de decisiones que se adapte a una situación en continuo cambio, con gran ambigüedad e incertidumbre y sin la supervisión directa y/o inmediata de los superiores en la mayor parte de los casos. Por consiguiente, las necesidades de formación y dotes de mando de los oficiales y suboficiales de los empleos más tempranos se han vuelto más exigentes, siendo necesario dotarles de un grado de iniciativa y capacidad de decisión que les permita afrontar con solvencia los retos planteados por este nuevo escenario. Tanto es así que en el año 2017 el Mando de Adiestramiento y Doctrina vio la necesidad de revisar y actualizar las orientaciones contenidas en el antiguo OR7-026 Liderazgo (2007). Tras meses de intenso trabajo el proceso cristalizó en la publicación del manual «Liderazgo militar» (MADOC, 16 de marzo de 2018), en el que se parte de conceptos eminentemente teóricos para posteriormente pasar a su aplicación directa en las actividades cotidianas y operativas de las unidades de nuestro Ejército. EL LIDERAZGO EN LA ENSEÑANZA MILITAR DE FORMACIÓN Una de las consecuencias de que la enseñanza militar se haya integrado en el sistema educativo general es que la formación actual de nuestros futuros cuadros de mando está basada en competencias, entendiendo como tales las «Facultades que debe adquirir el alumno, demostradas en el empleo del conocimiento, de las capacidades y de las destrezas o habilidades necesarias para su aplicación en el campo de actividad en el que desempeñará su cometido».17 De entre la diversidad de clasificaciones existentes, en el caso que nos ocupa se establecen dos tipos: las competencias generales (las que debe tener todo oficial/suboficial del Ejército de Tierra) y las específicas (las relativas a las diferentes especialidades fundamentales). De un rápido vistazo a cualquier documento curricular observaremos constantes referencias al liderazgo como aspecto fundamental en la formación del alumno y en los resultados de aprendizaje que deben alcanzarse. Tal es así, que ambos planes de estudio coinciden en la segunda competencia general que deben desarrollar los futuros oficiales y suboficiales: «CG2: Ejercer el mando y el liderazgo adecuado a cada situación relacionada con el desempeño de sus cometidos en la estructura orgánica y operativa de las FAS.» «Las competencias se adquieren durante las fases iniciales de desarrollo profesional del individuo, debiendo perfeccionarlas y desarrollarlas con la experiencia a lo largo de toda la carrera militar». 62 Memorial de Caballería, n.º 88 - Diciembre 2019 PR-00 «Liderazgo militar». Cap. 4.1 De la afirmación anterior podemos concluir que el período académico adquiere súbita importancia en la forja de las virtudes y cualidades que necesita el futuro cuadro de mando para ejercer el liderazgo efectivo de sus hombres. No obstante, con una simple reflexión repararemos en que la complejidad reside en la forma de inculcar e instruir estos contenidos (que en términos docentes se denominan «actitudinales»), cuya naturaleza eminentemente teórica dificulta su materialización en actividades formativas con las que lograr los resultados de aprendizaje establecidos. En el caso de la Academia de Caballería, para garantizar la formación integral del alumno incluyendo estos aspectos, se han establecido dos pilares básicos donde se asienta la formación de líderes: 17  . Definición contenida en las Órdenes de Defensa de desarrollo del currículo de las diferentes escalas.


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