INTERNACIONAL
No hay mayor premio que el
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reconocimiento y el prestigio
que se consiguen tras demostrar
las capacidades de combate y la alta cualificación
a los compañeros de misión. Lo
saben bien las tripulaciones españolas
que se impusieron al resto de contingentes
en la competición de tiro “Iron Spear”
que se disputó en la base de Adazi, en Letonia,
a finales del mes de marzo.
Esta edición resultó algo más descafeinada
que las tres anteriores debido a la
crisis del coronavirus, que impidió que
se desplazasen los componentes de los
otros batallones multinacionales que participan
en la misión “Presencia Avanzada
Reforzada”, desplegados en Lituania, Polonia
y Estonia. Pero eso no resta mérito
a la actuación española, que dejó patente
la seriedad de sus procedimientos y su
profesionalidad. «El contingente ha dado
muy buena imagen», asegura el teniente
De la Puerta, jefe de vehículo del Pizarro
ganador.
Su victoria llegó cuando parecía que todo
se les ponía en contra. En primer lugar,
unos días antes de la competición sufrieron
la baja de su tirador orgánico, por una
lesión en la mano. Luego, instantes antes
de iniciar su participación, su vehículo
tuvo un problema, y lo solucionaron in
extremis. A pesar de ello, el teniente mantenía
intactas sus esperanzas de hacer
un buen papel, aunque sabía que los rivales
eran fuertes: los otros tres Pizarro
españoles —todos del Regimiento de Infantería
“La Reina” nº 2—, dos LAV y dos
Coyote canadienses, dos BMP eslovacos y
cuatro Cimitar letones.
Cree que su punto fuerte fue «la rapidez
entre un objetivo y otro», algo en lo que
también tuvo mucho que ver su tirador
de circunstancias, el soldado Reyes. En la
torre se siente cómodo, y la puntería es
algo innato en él. Considera que su único
truco para ser bueno en lo suyo es la
capacidad de sus ojos para cambiar de
enfoque, lo que le permite localizar un