Expedición Nemo
Preparativos
La primera difi cultad con la que me enfrentaba
es que yo no era nadador. El agua es un medio
completamente diferente, todo lo que sabía
de supervivencia, senderismo, escalada, acampada…
no me servía de nada, fue como empezar
de cero. Además, cuando uno nada desde
temprana edad el cuerpo crece adaptándose a
ese ejercicio, pero cuando comienzas a practicarlo
de adulto tu organismo ha completado su
desarrollo y cuentas con ciertas limitaciones físicas.
Lo primero que hice fue comprar el abono de
una piscina municipal que tenía cerca de casa y
proponerme entrenar todos los días, sin escusas.
Recuerdo que el primer día apenas fui capaz de
nadar más de cuatro largos seguidos, pero tenía
la fi rme convicción de que con constancia y disciplina
iría mejorando. Nadar es, sobre todo, una
cuestión de técnica, y en eso me centré: en mejorar
mi estilo, el codo alto, una brazada efi ciente
y una buena posición hidrodinámica para reducir
la resistencia al avance. No tuve entrenador personal,
pero estaba dispuesto a suplir esa carencia
leyendo libros y viendo vídeos de natación.
Comencé a contactar con nadadores de larga
distancia y, de repente, toda mi vida giraba en
torno a nadar. Al cabo de varios meses me sumergí
en una gira por el litoral español realizando
travesías a nado en aguas abiertas promoviendo
la Expedición Nemo, los valores del deporte
y el cuidado de nuestras playas y costas. Si la expedición
se iba a desarrollar en el mar, era ahí
donde tenía que entrenar: el nado contracorriente
y con oleaje, la resistencia a la hipotermia, el
nado de avistamiento (ya que no hay una línea
negra en el fondo marcándote el rumbo a seguir,
ni corcheras, ni te puedes poner de pie en
el fondo para descansar) y mantener la calma.
Mientras progresaba con los entrenamientos, iba
en paralelo organizando los preparativos de la
expedición: patrocinadores, tramitar los visados
y permisos para atravesar nadando fronteras intercontinentales,
política y geoestratégicamente
delicadas, investigar los ecosistemas marinos en
los que iba a nadar. Además, decidí viajar con
dos operadores de cámara para fi lmar la expedición
con la intención de realizar un documental.
Por fi n, el 8 de junio de 2018, Día Mundial de los
Océanos, viajábamos hasta Tarifa para afrontar
la primera travesía de la Expedición Nemo.
Estrecho de Gibraltar
Sin embargo, el 8 de junio había mucho viento.
Tiene que soplar un viento inferior a 4 en la escala
Beaufort para que Capitanía Marítima autorice el
cruce. El 9 continuaba soplando el viento, y el 10,
y el 11, y el 12…tienes que aprender a gestionar la
espera con paciencia, por lo que decidimos regresar
a Madrid y esperar allí a que se abriera una
ventana de buen tiempo. El estrecho de Gibraltar
es un lugar apasionante del planeta, punto de
encuentro del Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico,
fuertes corrientes, oleaje, viento, ruta migratoria
de mamíferos marinos y una región con
mucho tráfi co marítimo, se calcula que circulan
del orden de 300 buques diarios por esta región.
Por fi n, el 25 de junio me llaman desde la ACNEG
(Asociación para el cruce a nado del Estrecho de
Gibraltar), avisándome de que al día siguiente,
martes 26, podemos hacer nuestro intento. Cargamos
el equipaje en el coche y viajamos raudos
de nuevo hasta Tarifa, al día siguiente tengo mi
oportunidad, esa que tanto he estado esperando,
esa para la que tanto he entrenado durante
este último año.
64 Armas y Cuerpos Nº 144 ISSN 2445-0359