bajo la protección de Venecia libre de
la dominación otomana, crea escuelas
de arte iconográfi co y produce sus más
bellas creaciones.
El icono de Nuestra Señora del
Perpetuo Socorro
La singularidad de esta advocación
en relación a las otras es que, a diferencia
de la mayoría, no se trata de una
aparición o don de la Virgen, sino de un
cuadro. Es decir, que mientras el resto de
advocaciones se representan en imagen
para su culto, en este caso es una imagen
la que se convierte en advocación.
Tiene su origen en la escuela de
pintura cretense. Es una muestra del
estilo llamado “Virgen de la Pasión”, su
nombre se debe a que en la composición
iconográfi ca aparecen representados los
distintos objetos utilizados en la pasión de
Jesús.
El Icono integra todas las características
del arte bizantino: sencillez y claridad
compositiva, expresiones idealizadas,
rico colorismo, viva iluminación, sentido
del ritmo y elegancia en las fi guras. Está
pintado al temple sobre madera de
nogal. Mide 53 cm de alto por 41,5 cm
de ancho. Fue pintado en el estilo plano
característico de los Iconos.
Elementos del cuadro
María, protagonista principal del cuadro,
aunque solo se muestra medio cuerpo, está de
pie. Viste túnica de color rojo abrochada en
el cuello y un manto azul marino con pliegues
dorados que le cubre la cabeza.
Los Ángeles le muestran los instrumentos de la
futura pasión de su hijo para que sea consciente
del destino que le espera.
La mirada de María es el centro de la
composición. Una mirada triste pero al mismo
tiempo serena que no se dirige a su hijo, se dirige
al espectador. El autor utiliza esta mirada tranquila
y sosegada como vínculo entre el espectador y el
cuadro con la intención de captar su atención
e invitarle a refl exionar sobre los simbolismos y
conceptos teológicos plasmados en el icono.
Jesús, descansa sobre el brazo izquierdo de
su madre. Su fi gura, en una proporción menor
para no robarle protagonismo, se presenta de
cuerpo entero, viste túnica verde ceñida con faja
roja y un manto cobrizo con pliegues dorados,
vestimentas típicas de la nobleza.
La fi gura de Jesús representa el mensaje
teológico de su dualidad. Cara y cuerpo
representan sus distintas condiciones. Por un lado,
tras ver los objetos de la Pasión, el cuerpo del
niño se estremece y se agarra con ambas manos,
buscando el “Socorro”, a la mano derecha
de su madre. Para crear esta sensación de
sobresalto, de movimiento, el artista entrecruza
las piernas de Jesús y le desprende la sandalia
del pie derecho que queda colgando, de esta
forma imprime dinamismo a la imagen. Es un
recurso utilizado por los artistas de la iconografía
que no conocían las técnicas para lograr una
perspectiva tridimensional.
Esta reacción humana de temor contrasta
con la expresión sosegada de madurez del rostro,
que no indica sorpresa ni inquietud alguna. Con
los ojos entornados, refl exivos y una mirada fi ja
que se pierde más allá de los límites de la pintura,
el autor quiere refl ejar su otra condición, la divina.
Los Arcángeles, en menor proporción y en un
segundo plano, Gabriel y Miguel miran a María.
A la derecha del cuadro, Gabriel muestra la cruz
griega de doble travesaño y cuatro clavos, a la
izquierda, Miguel muestra la lanza y la esponja.
Los ángeles no tocan los objetos con las manos
sino con un paño, de esta forma el autor los
muestra como instrumentos sagrados.
Las Abreviaturas Griegas, que hay escritas
sobre el Icono, se utilizan para identifi car a los
distintos personajes y signifi can:
MP OY: Madre de Dios, en los ángulos
superiores del Icono.
38 Armas y Cuerpos Nº extraordinario 2020 ISSN 2445-0359