tenían por prenda de su libertad cercana su
imagen entregada piadosamente cuando
menos imaginaban y más necesidad tenían, que
prosiguiese y llevase a cabo su benefi cio”.
“Pusieron la tabla en una pared de la iglesia,
frontero de las banderas, y el padre Fray García
de Santisteban hizo luego que todos los soldados
le dijesen una salve, y lo continuaban muy de
ordinario. Este tesoro tan rico que descubrieron
debajo de la tierra fue un divino anuncio del bien,
que por intercesión de la Virgen María, esperan
en su bendito día”:
Bobadilla convocó a la junta de capitanes
para tomar una decisión. Propuso quemar las
banderas del Tercio y hundir la artillería. Por
la noche atacarían con las barcazas a las
principales naves rebeldes. El Maestre de Campo
los animó de nuevo a la lucha encomendándose
a la Virgen Inmaculada.
“¡Soldados! El hambre y el frío nos llevan a
la derrota, pero la Virgen Inmaculada viene a
salvarnos. ¿Queréis que se quemen las banderas,
que se inutilice la artillería y que abordemos esta
noche las galeras enemigas?”.
• El milagro.
Durante la madrugada del 7 al 8 de diciembre,
empezó a soplar un viento del nordeste
terriblemente gélido y empezó a helar, algo que
no pasaba desde hacía muchos años. Las aguas
del río terminaron por helarse rápidamente. Esto
ocasionó que los españoles vieran la posibilidad
de atacar las naves desde la superfi cie fi rme que
ofrecía el hielo.
Bobadilla ordenó al capitán Cristóbal Lechuga
que con doscientos hombres y tres piezas,
atacase al enemigo. El ataque fue por sorpresa
y muy contundente animado y embravecido por
las penurias padecidas. Se destruyó parte de la
fl ota enemiga y el resto huyó ante el avance de
los españoles.
Durante el 9 de diciembre el Tercio cargó con
rabia contra el fuerte holandés situado a orilla del
río Mosa. La posición fue tomada y los holandeses
huyeron en desbandada aterrorizados por la
furia de los arcabuceros y piqueros españoles. La
victoria fue tan completa que el almirante Holak
llegó a decir:
Tal parece que Dios sea español al obrar, para
mí, tan grande milagro”.
Patronazgo
La estrecha relación entre los soldados de los
Tercios Viejos con la Virgen María, manifestada
a lo largo de los años en las batallas contra los
Turcos en Lepanto y en otras posteriores y los
hechos ocurridos en Empel, hacen que el 8 de
diciembre de 1585, la Inmaculada Concepción
fuera proclamada Patrona de los Tercios de
Flandes e Italia.
En 1761 el Rey Carlos III nombra Patrona
y Protectora de España a la Inmaculada
Concepción de la Virgen María. El 8 de Diciembre
de 1854, el Papa Pío IX proclama el Dogma de
la Inmaculada Concepción en la Bula “Ineffabilis
Deus”. Pero no es hasta el 12 de noviembre de
1892, 307 años después del Milagro de Empel,
cuando la Reina Regente Doña María Cristina de
Habsburgo, declara a la Inmaculada Concepción
como Patrona del Arma de la Infantería Española.
Excmo. Sr.: Considerando conveniente para
mantener vivo el sentimiento religioso en los
diferentes cuerpos y dependencias del Arma
de Infantería, y estrechar los vínculos morales
que unen a sus individuos, lo propuesto a este
Ministerio por el Inspector General de la misma, en
su comunicación de 27 de julio último; y teniendo
en cuenta que ha sido aprobada la elección del
Provicario General Castrense, la Reina Regente
del Reino, en nombre de su Augusto Hijo el Rey
(q.D.g.), se ha servido en declarar Patrona del
Arma de Infantería a Nuestra Señor la Purísima
e Inmaculada Concepción, que ya lo fue del
antiguo Colegio Militar y lo es de la actual
Academia General Militar y de gran número de
Regimientos.
Francisco de Bobadilla
Noviembre - 2020 Armas y Cuerpos Nº extraordinario 2020 89