esfuerzo enorme de todos para adaptarlas al estricto
régimen de internado.
Me dirijo ahora muy brevemente a mis jefes
de unidad, servicio o dependencia: Gracias por
vuestra lealtad y por el enorme esfuerzo realizado
hasta ahora trabajando de lunes a domingo las
24 horas del día para garantizar la enseñanza y
proporcionar los apoyos y servicios que necesitan
nuestros cadetes para su vida y su formación.
Este esfuerzo deberá sostenerse el tiempo que
sea necesario, y es vuestra labor la motivación
y concienciación de vuestro personal para que
ello sea posible.
Mi general, la Academia General Militar queda
a tus órdenes. Puedes tener la seguridad de
que, sean cual sean las circunstancias, seguirá
cumpliendo, como hasta ahora, con su labor de
enseñanza y formación para proveer al Ejército
de Tierra, a los Cuerpos Comunes y a la Guardia
Civil de los mejores ofi ciales posibles, los que necesita
y se merece España.
Concluyo pidiéndoos a todos que, desde la
posición de fi rmes, os unáis a mí y gritéis:
¡Viva España! ¡Viva el Rey!
¡Viva la Academia General Militar!
38 Armas y Cuerpos Nº 145 ISSN 2445-0359