Retrato de S. Díaz de Morales con la casaca galoneada típica
de fi nales del siglo XVII y que llegó hasta 1734. La abundancia,
anchuras y distribución de los galones indicaban, dentro de cada
unidad, las posiciones jerárquicas, aunque no siempre empleo a
empleo.
El capitán José de Zaldúa, del Regimiento de Infantería de la
Princesa; 1766 o posterior. Lleva en los hombros dos charreteras de
hilo de oro, a juego de los botones, ojales, galón del cuello, hebillas,
galón del sombrero, etc.
Los “decenarios” eran cabos de escuadra de
diez hombres y los “jurados” equivalían a los capitanes
que, nombrados por su ayuntamiento, juraban
cumplir las obligaciones militares. Los mandos
se reconocían y diferenciaban por la banderola
de su lanza y por una especie de capucha terminada
en punta larga por detrás de colores azul y
amarillo.
Consecuencia del gusto por la belleza y el lujo
traídos por el Renacimiento fue construir la “máscara
del mando” por la manera de vestir, diferente
de la civil y llamada “a lo militar”. Así, por
ejemplo, Gonzalo Pizarro, cuya espada y daga
tenían las guarniciones de oro, se vistió para la
batalla de Jaquijahuana (Perú) del 9 de abril de
1548, según estas descripciones:
“La ropa que llevaba sobre las armas era de
terciopelo amarillo, casi toda cubierta de chapas
de oro” (Agustín de Zárate).
“Llevaba un capacete de oro en la cabeza
y un barbote de lo mismo” (El Inca Garcilaso).
El capitán Pedro Bermúdez de Santisso, tras
pelear cerca de Túnez en febrero de 1560 y recibir
siete heridas, fue capturado y, por la calidad
y forma de vestir, un turco “preguntóme quién
era yo, que le parecía ser más que soldado” . Y
cuando, en el último cuarto del siglo XVII, se generalizaron
los uniformes específi cos en cada unidad,
el nivel de lujo en telas y galones de oro o de
plata señalaban la jerarquía. Así, por ejemplo, el
coste de los uniformes de los ofi ciales de la Guardia
a Caballo del gobernador de Flandes, el 21
de marzo de 1698, era proporcional al empleo:
-El de capitán: 1.000 fl orines
-El de primer teniente: 400 fl orines
-El de segundo teniente: 300 fl orines
-El de alférez: 240 fl orines
Por la manera de anudarse la banda roja
En combinación con la antigua forma especial
y llamativa de vestir llamada “a lo militar”,
los miembros del ejército llevaban desde 1522 un
aspa roja sobre sus ropas y, al colocarse la armadura,
se ponían una banda roja encima. El aspa
duró hasta fi nales del siglo XVI, quedando sólo la
banda que había sido preferida por los ofi ciales.
Diciembre - 2020 Armas y Cuerpos Nº 145 51