revista de aeronáutica y astronáutica / enero-febrero 2021
158 bibliografía
Luis Antonio Salvago López nació en Valencia el 21 de
julio de 1964. Es subteniente del Ejército del Aire, con la
especialidad de Armamento, y está destinado en la base
aérea de Zaragoza, Ala 31. Es licenciado en Geografía e
Historia por la Universidad de Valencia. Su novela Lloverá
en septiembre resultó finalista del Premio Azorín en 2017
y finalista del Premio Nadal en 2018 con Bârân. En 2019
ganó el Premio de Novela Vargas Llosa con En el nombre
de Padre.
Sabino Cabeza Abuín (Sevilla, 1965) es subteniente del
Ejército del Aire, armero artificiero, y tras sus destinos en la
Academia General del Aire y el Ala 11 en la base de Manises,
desempeña ahora su trabajo en el Ala 15 en las áreas
de Seguridad en Tierra y Medio Ambiente. Licenciado en
Psicología por la Universidad de Valencia, es docente en el
Colegio de Clínica Psicoanalítica de Valencia. En 2020 gana
el XV Premio Minotauro de Literatura Fantástica y Ciencia
Ficción.
— L. S. pregunta a Sabino: en tu caso ¿cómo se dio la coincidencia
literatura/Fuerzas Armadas?
— Creo que la relación se inicia durante mi formación en
la Escuela de Especialistas de la Virgen del Camino, hoy
ABA. La mejor forma de aprovechar el tiempo libre, en mi
caso, era leer. Leí de todo, además de los libros de texto.
Pero esos eran obligatorios… En León descubrí a Isak Dinesen,
a Frank Herbert, a Marguerite Duras, a Miguel Delibes…
El tiempo de las imaginarias o las guardias era ideal
para leer. En el silencio de la noche, a solas, un libro era
buena compañía.
— S. C. pregunta a Luis: Has sido finalista y ganador de
concursos de gran relieve literario con dos novelas que
tienen como contexto el Ejército. ¿Crees que los militares
interesamos al público lector?
— En el imaginario social existe una relación inequívoca
entre la guerra y las Fuerzas Armadas. Sí, creo que somos
interesantes. Sin embargo, como la mayoría de las instituciones
del Estado, la imagen que trasladamos es de sobriedad
y, en ocasiones, de una cierta distancia. La literatura
de ficción tiene la capacidad de presentarnos como personas
de carne y hueso, personas con ideales, personas que
aman, que aciertan, que fallan, personas que en nada se diferencian
del resto de la sociedad si no es por un uniforme.
— L. S. pregunta a Sabino: ¿hubieras escrito esa novela de
haberte dedicado a otra profesión?
— La habría escrito, sí. Pero seguramente de otro modo.
Mi experiencia en el Ejército me ha dado un enfoque que
no habría obtenido en cualquier otro trabajo. Mi afición por
la astronomía y la física viene de antes. Pero a la hora de
contar la relación entre los miembros de la tripulación de
una nave espacial ficticia, no cabe duda de que la inspiración
vino de mis propias vivencias.
— S. C. pregunta a Luis: Tus novelas narran siempre viajes
a otros lugares, lugares importantes en la Historia de España.
¿Tu actual destino, el Ala 31, ha tenido algo que ver?
— Vine precisamente al Ala 31 para cumplir con ese deseo
de viajar, después de trabajar como traductor en el
hospital Role 2 de Herat. Sin embargo, al poco de llegar
a mi nueva unidad, se desactivó el destacamento. Eso fue
ir un poco a contrapié. Tampoco llegué a tiempo para ir
al destacamento de Dakar. Me encanta viajar, creo que a
todos los escritores nos gusta viajar. La lectura es un viaje
sin movimiento.
Una entrevista recíproca
Luis Salvago, Premio Vargas Llosa de Novela 2019
Sabino Cabeza, Premio Minotauro de Novela 2020