PALABRAS DE PRESENTACIÓN DEL ALMIRANTE JEFE DE ESTADO MAYOR...
el bien de España y los españoles. Facta non verba; esa es la única respuesta que sabe-mos
dar los marinos de guerra.
Aunque sé que no será tarea fácil, también sé que para conseguirlo cuento con la
lealtad y el apoyo del valor principal que posee la Armada, todas las personas que
la constituyen, civiles y militares, cuya valía, profesionalidad y eficacia están más
que contrastadas con su labor diaria en los Cuarteles Generales, en el Apoyo a la Fuerza,
o a bordo de los buques, aeronaves y las unidades de Infantería de Marina, desplegadas
cualquier día del año en operaciones, tanto en el exterior como en territorio nacional.
No soplan serenas las brisas. Nos enfrentamos a momentos de gran incertidumbre.
Hasta hace muy poco teníamos los objetivos bien identificados, claramente establecidos
en las Líneas Generales de la Armada, y la senda para alcanzarlos comenzaba a estar
bien definida, con unos cielos que se vislumbraban cada vez más despejados. Sabíamos
dónde queríamos llegar y también sabíamos cómo hacerlo. Sin embargo, la pandemia
que estamos sufriendo desde hace ya más de un año, ha golpeado a España con la fuer-za
de un huracán. Los daños todavía no han sido evaluados, pero de lo que no cabe
duda es que las consecuencias nos están afectando ya a todos, individual y colectiva-mente.
Vienen de nuevo tiempos de austeridad y sacrificio, y la Armada no será ajena a
ellos. Aunque nos mantenemos dando avante, optimizando los recursos asignados para
cumplir al máximo con los compromisos adquiridos por el Gobierno en el ámbito de las
operaciones, hemos tenido ya que reducir la velocidad. Será necesario definir cuanto
antes una nueva derrota, que, sin duda, será más larga, pero estoy convencido que con
el esfuerzo, la dedicación, el compromiso y la unidad de todos, seremos capaces de salir
del temporal y arrumbar a buen puerto en las mejores condiciones.
Pero no es tiempo para el pesimismo ni el desánimo, sino la hora de afrontar el desa-fío
con el mismo entusiasmo y dedicación con los que lo han hecho, en situaciones
incluso más difíciles, otros españoles que nos precedieron; nuestra historia está llena de
ejemplos.
Es hora de ajustar el rumbo lo necesario para seguir garantizando el cumplimiento de
los cometidos asignados y extremar la eficiencia en la gestión del recurso puesto a
nuestra disposición. Seguiré impulsando los proyectos de transformación e innovación
ya iniciados, incidiré en el adiestramiento y la preparación de las unidades en base a los
escenarios de actuación más probables, fomentaré la mejora de la enseñanza y forma-ción
del personal y prestaré especial atención a las trayectorias profesionales, para que,
salvaguardando los principios y valores de nuestras Reales Ordenanzas, sean atractivas
e incrementen la moral, el bienestar y la integración de las personas en la Institución.
En mi mando, me marco el objetivo de ser capaz de continuar incrementando las
revoluciones que le han ido imprimiendo mis predecesores. El reto que tengo por la
proa es importante, pero también apasionante, y lo asumo muy consciente de que
la autoridad que se me ha conferido solo se justifica por el servicio que se espera de mí
a España y a la propia Armada. Por ello, puedo asegurar a todos los que la componéis
que mi entrega, dedicación y disponibilidad, será plena. A cambio, necesito, os pediré,
vuestro apoyo y lealtad para que, entre todos, consigamos que la Armada siga haciendo
historia a rumbo fijo y, pronto, a velocidad de crucero hacia el futuro, capeando con
esfuerzo y entrega los posibles vientos duros y temporales que podamos encontrar en
las próximas singladuras, pero con el convencimiento de que si lo hacemos bien, contri-buiremos
al engrandecimiento de nuestra Nación.
La Armada seguirá dando avante, deseosa de poder aumentar revoluciones.
204 Marzo