NACIONAL
Había que preparar y desarrollar una
operación de respuesta inmediata sobre
la base de unidades de montaña y, al mismo
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tiempo, integrar el resto de capacidades
operativas. Por delante, se planteaban
varios retos: el salto geográfico entre
localidades, mantener los cometidos y el
adiestramiento propio de cada unidad,
organizar la estructura de Mando y Control
con procedimientos distintos o cumplir
con las medidas de seguridad contra
la COVID-19. Una carrera contrarreloj que
la División ha culminado con éxito, ya que
además con este ejercicio ha alcanzado la
capacidad operativa inicial.
UNIDADES ESPECIALIZADAS
Así, todo el personal de la “San Marcial”
ha estado involucrado: el MTM, las Fuerzas
Aeromóviles del Ejército de Tierra
(FAMET), la Brigada (BRI) “Almogávares”
VI de Paracaidistas, el Mando de Operaciones
Especiales (MOE) y el Regimiento
de Operaciones de Información nº 1. Cinco
unidades muy especializadas en cada
ambiente, pero con unas características
generales similares: gran flexibilidad, ligereza,
rapidez de respuesta y liderazgo a
muy bajo nivel.
Aunque durante los tres primeros meses
del año se han realizado varios ejercicios
bilaterales entre las unidades, esta ha
sido la primera vez en la que han participado
todas. También han apoyado el despliegue
pequeñas unidades de la Brigada
“Aragón” I —artillería, zapadores, transmisiones
y grupo logístico—, del Regimiento
de Guerra Electrónica nº 31, del Regimiento
de Transmisiones nº 21 y de la Agrupación
de Apoyo Logístico nº 61.
“INFIERNO BLANCO” EN MONTAÑA
Para ello, se tomaron como referencia los
ejercicios que las unidades de montaña
realizan periódicamente y que coinciden