los ensayos en vuelo como capacidad militar opinión 371
en vuelo se observa con claridad: durante la
definición programática de la adquisición de un
sistema de armas aéreo con el que se pretende
cubrir una capacidad militar resulta absolutamente
necesario definir el nivel de ambición a
alcanzar en el entorno de los ensayos en vuelo.
De ello se debe derivar las inversiones, desde
luego costosas pero necesarias, en aviones
instrumentados que nos permitan alcanzar ese
nivel de ambición, ese efecto deseado en el desarrollo
de las capacidades operativas del sistema
de armas durante todo su ciclo de vida. Y
si esa decisión a priori no se toma, a posteriori
¿se puede hacer ensayos en vuelo sin un avión
instrumentado? Con franqueza, difícilmente.
Por un lado, resultaría muy ineficiente si no se
dispone al menos de una estructura orgánica
que tenga capacidad de diseñar sistemas de
instrumentación ad hoc y explotar adecuadamente
los datos recopilados8, y por otro, de
muy corto recorrido al chocar frontalmente con
aspectos que tocan con la aeronavegabilidad
revista de aeronáutica y astronáutica / mayo 2021
de la plataforma9, escollo que solo es posible
salvar aportando las evidencias necesarias que
únicamente una plataforma instrumentada puede
conseguir.
Todo este material específico requiere para
su óptimo empleo de unas instalaciones también
específicas. No se debe confundir ni mezclar
la infraestructura necesaria para el desarrollo
de ensayos en vuelo con otras infraestructuras
aeronáuticas cuya función es otra. Un centro
de ensayos en vuelo no es una maestranza aérea
o un parque de mantenimiento de aeronaves.
No es lo mismo reparar y sostener aeronaves
que desarrollarlos. Las instalaciones de
ensayos en vuelo deben permitir a su personal
acceso inmediato a los bancos de integración
y pruebas, equipos de instrumentación, aeronaves
instrumentadas y, singularmente, a salas
de seguimiento y control de la misión donde,
disponiendo de la red de telemetría adecuada,
se pueden monitorizar los distintos ensayos.
Como ocurre en cualquier otra capacidad militar,
no hay tal si no se dispone de personal
especializado y adecuadamente adiestrado.
En nuestro caso, el corazón que late y el cerebro
que piensa detrás de los ensayos en vuelo
viene representado conceptualmente por el
binomio ingeniero-piloto. Pero para que este
binomio funcione, no vale cualquier ingeniero
o cualquier piloto. Resulta necesario que cada
uno de ellos conozca la misión y entienda los
fundamentos técnicos del otro. En otras palabras,
se trata de hacer al piloto un poco ingeniero
y al ingeniero un poco piloto. Solo así el
binomio es capaz de sacar el máximo rendimiento
en la integración de capacidades operativas
en un sistema de armas aéreo.
¿Y cómo se forma a ese piloto-ingeniero y a
ese ingeniero-piloto? Con carácter general, en
los cursos de ensayos en vuelo disponible al
efecto. Pero, quizás más importante, ¿cómo se
le adiestra? El adiestramiento solo es posible
mediante una dedicación exclusiva y durante
años en un centro de ensayos en vuelo, epicentro
de la capacidad, donde se dispone de todo
lo necesario para poder desarrollar la formación
recibida. Sin adiestramiento posterior, la
formación en ensayos en vuelo, muy costosa en
términos financieros y temporales, resulta estéril
e ineficiente.
Si hay algo que es obligatorio para que los ensayos
en vuelo sean eficientes y, sobre todo seguros,
es disponer de una metodología sólida y de