El protocolo de
la mesa
Al realizar un recorrido por las diferentes culturas y religiones, a lo largo de la Historia y de los cinco
continentes, podemos comprobar la importancia que la mesa tiene en todas ellas: el sentarse en torno
a unos alimentos y unas bebidas para una reunión familiar, alguna celebración, relacionarse socialmente
o cerrar negocios y acuerdos. Tanto es así que, en algunas culturas, como la nuestra, la mesa
es considerada como uno de los tres altares de la organización familiar. Esta consagración de la mesa
del comedor como auténtico sagrario doméstico, donde la familia come unida (y en las tradiciones
religiosas se agradece a Dios), donde se conversa y se discute, donde se celebra, donde padres e hijos
se encuentran, se conocen y celebran los actos más importantes, ha generado una serie de tradiciones
alrededor de la acción natural de alimentarse. Estas solemnidades, exportadas a las relaciones
sociales, han forjado la creación de una auténtica liturgia en torno a la mesa.
Existen infi nidad de modalidades organizativas
a la hora de celebrar un desayuno, almuerzo o
cena (obsérvese que todas ellas son comidas),
diversas formas de recibir y sentar, en su caso, a
la mesa a los comensales. A la hora de organizar
un evento en el que, ya sea de forma principal
o accesoria, tenga lugar un almuerzo o cena,
como en cualquier acto, debemos tener en
cuenta diversos factores, que
responden a las
típicas preguntas: ¿qué queremos organizar?,
¿por qué lo queremos hacer?, ¿a quién tenemos
(o debemos) que invitar?, ¿dónde se va a
celebrar y cómo lo vamos a hacer?.
Sin entrar en la teoría de organización de
actos en general, vamos a intentar centrarnos en
los tipos de mesas, quién las preside y cómo, y la
ordenación de invitados para distribuirlos en la(s)
mesa(s) en torno a aquél.
Javier de Donesteve Goyoaga
Comandante de Infantería DEM
Jaime de las Heras Trejo
Capitán de Transmisiones
Departamento de Protocolo. Guardia Real
100 Armas y Cuerpos Nº 146 ISSN 2445-0359