NACIONAL
dureza, mano de acero para gobernar
a los mulos, y de tiempo; que el tiempo
conforma las circunstancias, y ese 17 de
julio de 1921 las construyó con mármol
para que los nombres de tantos valientes
volasen sobre la Historia.
El capitán Joaquín Cebollino von Lindeman
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divide el escuadrón y, maniobrando,
llega hasta la entrada de la posición,
ordenando a siete de sus centauros que
desmonten, abran las alambradas y separen
los sacos terreros que obstruyen
la puerta para que el convoy —soldados
y mulos que están recibiendo fuego por
todas partes— pueda acceder más rápido
por esa boca estrecha que forma la
entrada de Igueriben. Rápido, quitan los
obstáculos bajo una lluvia de disparos
enemigos, mientras desde la posición los
apoyan disparando con ametralladoras
hacia los atacantes. Resuelto, el teniente
Ernesto Nougués atraviesa la entrada
seguido por sus artilleros y los mulos supervivientes
del combate con su preciada
carga. Tras él va el artillero Francisco
Abellán tirando de su mulo, luego Daniel
Martínez y Antonio Morillo, hasta entrar
todos los artilleros. Lo mismo hacen el
alférez Enrique Ruiz Osuna y sus soldados
de Intendencia, sin dejar de recibir
fuego y defendiéndose como leones a las
puertas del infierno. El soldado Antonio
Doménech está herido, su mulo también,
y sus cubas de agua.
Todavía bajo fuego enemigo, sin la seguridad
del parapeto, los intendentes y los
artilleros tienen que descargar los mulos
a mano mientras reciben una lluvia de
disparos, porque los animales no caben
dentro de la posición. Algunos conductores
besan sus cuellos sudados antes de
dejarlos entre el parapeto y la alambrada,
para aplicarse rápido en la defensa.
Desde Igueriben siguen apoyando la llegada
del convoy mediante el fuego. ¡Ya están
dentro, lo han conseguido! El teniente
Nougués lleva la orden de permanecer en
la posición si la salida se hace muy complicada;
y junto con el alférez Enrique Ruiz
Osuna, tras hablar con el comandante Benítez,
deciden unir su futuro y el de sus
soldados de Artillería e Intendencia al de
los defensores de Igueriben. Sabiendo
que «los de Igueriben no se rinden; mueren,
pero no se rinden».
Pero antes de nada, antes de contar esta
historia, debemos decir sus nombres, todos
los nombres que tomaron parte en
el último convoy de Igueriben. Todos los
nombres, que recordaremos siempre. Todos
sus nombres… ¢
DOCUMENTACIÓN:
• Igueriben, Luis Casado Escudero.
• Memorias de Annual, Santos Escudero
Cuevas.
• Archivo familiar del teniente Córdoba.
• Blog El Desastre de Annual, Javier
Sánchez Regaña.