REVISTA EJÉRCITO
N.º 963 EXTRAORDINARIO JUNIO
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ANTECEDENTES EN EL
EMPLEO DE UNIDADES
INDÍGENAS
Varios siglos antes del establecimiento
del protectorado de Marruecos,
España ya ocupaba diferentes
territorios en el norte de África,
como las islas Canarias (en tiempos
de Enrique III), Orán (1509), Melilla
(1497), el peñón de Vélez de la
Gomera (1508) y otros.
Es en Orán donde algunos nativos
pasan a engrosar las filas de nuestras
tropas y reciben la denominación de
almogataces o mogataces (traducido
como «renegados» para la población
local o «moros de paz» para las tropas
españolas). Con este origen se organizarían
siglos después la Compañía
de Guías Naturales de Orán (1731) y
la Compañía de Moros Mogataces
(1734), integrada en el Regimiento
Fijo de Orán, que se trasladaría en
1791 y se transformaría en la Compañía
Fija de Moros Mogataces de Ceuta
hasta su disolución en 1817.
La segunda unidad de tropas indígenas,
probablemente, sería la Sección
de Tiradores del Rif, creada en 1859
con personal de la cabila de Beni
Sicar, que, tras la guerra de 1859-
1860, conformaría, en 1866, junto a
la Compañía de Mar y el Escuadrón
de Lanzas, la Milicia Voluntaria de
Ceuta. Años más tarde se anexaría la
Sección Montada de la Policía Indígena
de Tetuán.
Además de estos, los gums y yunds
(unidades indígenas bajo mando español)
se utilizaban especialmente
en zonas montañosas.
Si bien su actuación fue limitada, sí
que llegaron a participar bajo mando
francés en la Segunda Guerra Mundial.
De forma similar el Ejercito del Raj
Británico (ejercito indio británico),
durante los siglos xix y xx, se componía
de sendos ejércitos, británico e
indio (este con tropa nativa mandada
por oficiales expatriados británicos).
UNIDADES IRREGULARES
INDÍGENAS DE LA ÉPOCA
Otras unidades indígenas afectas a
nuestro Ejército eran las harkas, que
desarrollaron también un importante
papel en los conflictos en aquella
zona, al igual que la Policía Indígena,
que mantenía el orden de las cabilas
e informaba de su fidelidad.
En 1914 se organiza este tipo de fuerzas
en cuatro grupos: las Mehal-las,
las Fuerzas Regulares, la Policía Indígena
y las Fuerzas Irregulares.
CREACIÓN DE LAS FUERZAS
REGULARES INDÍGENAS DE
MELILLA
En 1909 se produce la reforma de
la Ley del Servicio Militar y con ello
la creación, con carácter voluntario,
de un ejército específico para la acción
colonial, sin que desaparezca
el servicio militar obligatorio y con
la aparición del soldado «de cuota»,
quien, abonando cierta cantidad de
dinero, entre otras contrapartidas,
elegía unidad de destino y reducía
el tiempo de servicio en filas. La escasez
de población indígena y la falta
de voluntarios obligan a destacar
unidades de la metrópoli al norte de
África.
Las Fuerzas Regulares Indígenas de
Melilla, dependientes de la Capitanía
General de Melilla, ven la luz tras la
publicación en el Diario Oficial de la
Real Orden Circular de 30 de junio
de 1911, en la que el ministro de la
Guerra, Agustín Luque, establecía
las bases de lo que sería desde entonces
una unidad legendaria, ante
la necesidad de reducir el número de
soldados españoles muertos o heridos
en los diferentes conflictos en
que se había visto envuelta España
en el norte de África, y muy especialmente
tras los sucesos conocidos
como la Semana Trágica, a mediados
de 1909, provocada, en parte,
por la amplificación por la prensa de
los episodios acaecidos de forma inmediatamente
anterior en las estribaciones
del monte Gurugú, en el
barranco del Lobo.
Luque, también general español,
confía el mando de estas Fuerzas
Regulares al teniente coronel Dámaso
Berenguer Fusté, quien le auxilió,
siendo teniente, en una acción
de combate en Cuba, donde también
fue su ayudante.
Berenguer, nacido en Cuba (San Juan
de los Remedios) en agosto de 1873,
es un oficial curtido en combate, con
grandes dotes de mando y capacidad
de organización, que, además,
conoce al indígena de la zona oriental
del protectorado.
Fuerte de La Purísima (Melilla)