INTERNACIONAL
agarra y, arrastrándola, la lleva a un lugar
seguro. Morirá en el hospital. Selma vivirá.
El humo se disipa y deja un halo de tristeza
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que barre la calle. Están a cubierto,
o eso creen, porque no es fácil estar a
cubierto en ningún lugar de Mostar en el
año 1993, en ese lugar donde se precipitaron
los acontecimientos como ángeles
desbocados. Ellos saben que están interponiéndose
entre dos bandos para verificar
un alto el fuego que nadie respeta.
Nadie quiere dejar de matarse.
El 15 de diciembre de 1993, el representante
especial de Unicef en la antigua
Yugoslavia, Thomas McDermott, escribe
el siguiente texto, que le envía al general
Jean Cot, jefe de la Fuerza de UNPROFOR:
Le escribo para expresarle la profunda gratitud
a UNPROFOR por las acciones llevadas
a cabo en el este de Mostar por los miembros
del Batallón español de UNPROFOR, el
sábado 27 de noviembre, al rescatar a uno
de los miembros del personal de Unicef, la
señorita Slipicevic, y a otra civil.
Todos los hechos del incidente no están
todavía claros. Lo que se sabe solamente
es que a la señorita Selma le dispararon
mientras intentaba ayudar a otra persona
a la que había disparado previamente un
francotirador en medio de un ataque de
morteros.
Según el informe que hemos recibido,
miembros del Batallón español tuvieron
que reptar a una gran distancia en el callejón,
mientras se encontraban bajo el fuego
de francotiradores, para llevar a cabo el
rescate.
Gracias al chaleco antibalas y a los esfuerzos
del Batallón español, Selma sobrevivió.
Por desgracia, la otra civil murió poco
después de llegar al hospital.
Le estaría muy agradecido si pudiera hacer
extensiva mi más profunda gratitud al
jefe del batallón español y a los oficiales y
soldados directamente implicados en el rescate
por su heroico esfuerzo en nombre del
personal de Naciones Unidas. Muchísimas
gracias. Sinceramente suyo. Thomas McDermott,
representante especial de Unicef en la
antigua Yugoslavia.
Al día siguiente, en Mostar Este, para los
soldados españoles continuaba la rutina
de patrullas, de contacto con las autoridades
El representante especial
de Unicef en la antigua
Yugoslavia dio las gracias
a UNPROFOR
locales, de fuego de artillería y morteros,
de francotiradores, de un goteo
constante de heridos y muertos, de evacuación
de civiles, de transporte de periodistas,
de esperas interminables en los
puntos de control del HVO o de la Armija,
de escolta de camiones con ayuda humanitaria,
rakia y café turco. Ellos lo recuerdan
todavía, sabiendo que todo aquello
volvería a producirse una vez más. Siempre
una vez más. ¢