MEMORIAL
ARTILLERíA
de
histórico, un gran políti-co,
un gran filósofo, un
gran héroe».
Pues bien, nues-tro
Real Colegio tuvo
su continuidad en esta
casa del convento de
San Francisco, un edifi-co
singular y muy que-rido
por todos nosotros.
Si ya de por si el edifi-cio
impone , su propia dinámica como centro
de formación y el paso de los años y su histo-ria
han conseguido que sus piedras nos ha-blen
y hayan sido un fantástico complemento
a las enseñanzas impartidas por los diferen-tes
planes de estudio que se han sucedido y
lo seguirán haciendo en el futuro.
Desde la entrada por la puerta de San
Francisco podemos ver las virtudes cardi-nales
esculpidas en mármol, tan útiles hoy
como siempre, me refiero a la PRUDENCIA, la
JUSTICIA, la FORTALEZA y la TEMPLANZA.
Ya entrando en nuestro patio de orden, las
placas de todos los artilleros que dieron su
vida por la Patria y esa magnífica frase del ge-neral
Garcia Loigorri, referida a la educación
en esta casa: «cuando una educación noble e
ilustrada despeja el entendimiento y fortalece
el corazón, aunque no alcance a transformar
en héroes a todos los jóvenes que la reciben
tiene una gran probabilidad de predisponer a
muchos y de conseguir algunos». Y podíamos
seguir con el cuadro de la escalera de honor
en el que el ayudante mayor muestra a un ca-dete
un artículo de las Reales Ordenanzas. Y
ya en el pasillo de honor, los grandes cartelo-nes
en los que se relatan los hechos de armas
más importantes en los que la artillería ha te-nido
una actuación destacada o decisiva.
Esta formación de excelencia es una de las
razones del gran prestigio que la Artillería y los
artilleros gozan dentro y fuera de las Fuerzas Ar-madas.
Todo este bagaje de tradición y formación
es cada día más impor-tante
y no digo en estos
momentos tan compli-cados,
porque pienso
que a lo largo de la his-toria
todos los momen-tos
son complicados y
lo que hay que hacer
es afrontarlos con las
municiones de nues-tros
valores y compro-miso.
También en esto
nuestra historia artille-ra
nos ofrece ejemplos entre los que destacan la
actuación de nuestros héroes Daoiz y Velarde el
2 de mayo de 1808.
Al margen de su indudable heroicidad,
las dudas y conflictos que posiblemente tu-vieron
ese día respecto a disciplina, lealtad
y compromiso, lo resolvieron obedeciendo y
defendiendo a su auténtico jefe: el pueblo
español.
Hoy lo tenemos igualmente claro porque
nuestro jefe sigue siendo el pueblo español
reflejado en nuestra Constitución y las insti-tuciones
que de ella emanan.
Es cierto que a los artilleros nos gusta re-cordar
nuestras tradiciones pero no como un
lastre a nuestra evolución sino todo lo contra-rio,
porque nuestra fuerza está en la ciencia,
la innovación y la investigación como ya vis-lumbró
el padre Eximeno, y es la mejor forma
de ayudar al resto de las Fuerzas Armadas a
cumplir su misión de defensa de la sociedad
procurando la paz y la estabilidad necesaria
para que pueda seguir progresando en liber-tad,
justicia y bienestar.
Para cumplir adecuadamente nuestras mi-siones
debemos ser eficaces y como aprendí en
esta casa de un gran profesor, el general Ponti-jas,
«la eficacia de una unidad artillera se mide
por su capacidad para detectar errores».
Pero esto no puede llevarnos a tener miedo,
a equivocarnos, porque el miedo es paralizante,
24
...no es que los matemáticos, físicos y
filósofos deban mandar ejércitos sino
que estas disciplinas han descubierto
siempre a los grandes capitanes nue-vos
caminos y rumbos a seguir.
Premio Francisco Ramírez de Madrid
, nº 177/2 - Diciembre de 2021