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Memorial de Artillería 171_2

Historia 91 Qvadernum Historiae XII En las marchas, la arti-llería se encuadraba con las otras armas. La disposición marcada situaba a los ar-cabuceros a pie y a caba-llo en vanguardia, seguidos por fuerzas de caballería e infantería, con la artillería en el centro, enmarcada por otras fuerzas de infantería y caballería, y a retaguar-dia, los exploradores de ca-ballería. Los flancos de las columnas se protegían con los carros de impedimenta que, en caso necesario, for-maban barrera para impe-dir el asalto de la caballería enemiga. En el campo de batalla, la artillería desplegaba al frente del ejército, en los claros que dejaban los cua-dros de las capitanías, y en sus flancos. Adoptado el or-den de combate, la artille-ría hacía fuego en salva. Su misión consistía en batir al enemigo y desmontar su ar-tillería, antes de que ésta se adelantase. El combate en-tre las artillerías significaba el inicio de la batalla y del avance de la infantería que, terminado el duelo artillero, rebasaba la línea de piezas, dejando los asentamientos a retaguardia para buscar el choque con los cuadros enemigos. La rapidez en asentar las piezas y romper el fuego, junto a la precisión del tiro, eran fundamentales para la victoria. Imagen superior. Artefactos incendiarios y pieza de tubos múltiples (Hans Thalhofer Alte Armatur und Ringkunst Det Kongelige, 1459. Bayern Bibliotek) Imagen inferior. Bombarda Mons Meg, fundida en 1449 por orden de Felipe III de Borgoña. Con un calibre de 510 mm, es una de las mayores piezas conocidas, que hace intuir el gran esfuerzo necesario de las piezas de grueso calibre (Castillo de Edimburgo, Escocia)


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