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MEMORIAL CABALLERIA 80

Varios 106 MISCELÁNEA los primeros el campamento. Al segundo toque semejante, y sonido recio de la trompeta, recogerán las tiendas los que habitan al mediodía, y lo mismo harán los demás, en sonando reciamente las trompetas para la marcha. Cuando se haya de congregar el pueblo, el sonido de las trompetas será sencillo y sin redoble. Tocarán las trompetas los sacerdotes hijos de Aarón y esto será un estatuto perpetuo en vuestras generaciones. Si saliereis de vuestra tierra a pelear contra los enemigos que os muevan guerra, tocareis con redoble las trompetas. Cuando hubiereis de celebrar un banquete, días de fiesta, las calendas o principios del mes, tocareis las trompetas». Esto puede ser el primer código escrito en el que podríamos basarnos para decir que los códigos eran fundamentales en la vida del hombre. Toda la historia escrita está marcada de hechos en donde aparecen trompetas con sus toques por los que los ejércitos actuaban. Jenofonte nos habla de sus batallas en su Expedición de los Diez Mil y en todas ellas el instrumento que aparece es la trompeta. Ricardo Fernández de Latorre, en su Antología de la Música Militar, nos da unas referencias de Alejandro Magno cuando entró en Babilonia en el 331 a. C.: sus unidades se comunicaban con medios sonoros a una distancia de hasta dos kilómetros, el cual configuró un código de toques. Otro código en el que podemos ver toques es del Imperio Romano. Este viene en la obra de Vegecio Instituciones militares capítulo XXII, libro II, en el cual nos hace referencia a las funciones que han de desempeñar los distintos instrumentos musicales: «Tiene la Legión trompetas, trompas y cuernos. El trompeta toca el ataque y la retirada ... El cuerno toca la asamblea ... y también cuando se castiga de muerte a algún soldado ....El trompeta toca cuando los soldados salen para mudar las guardias, para las rondas, para hacer algún reconocimiento o para otros servicios, que cesan luego que vuelve a tocar. Los trompetas tocan cuando las banderas han de marchar o cuando han de hacer alto. Se usan estos toques en los ejercicios y en las marchas para que, acostumbrados a ellos los soldados, los obedezcan prontamente en un día de acción, cuando se les mande atacar o estarse quietos, seguir al enemigo o retirarse». Como ya hemos mencionados anteriormente, los eneatores estaban muy reglamentados, llegando a tener el ejército romano centurias de cornicines y tubicines. Con la caída del Imperio de Occidente caen también las estructuras reglamentadas romanas musicales y, aunque los godos no las mantienen, Joaquín de Sotto y Montes en su Síntesis Histórica de la Caballería Española recoge un toque de ellos: el toque de Anubda, en el que todos los señores feudales estaban obligados a acudir rápidamente, perfectamente armados y montados al lugar de asamblea. Otro de los toques que recoge don Joaquín es el de Apellido, en el que también nos da la sanción de no atenderlo: «… el peón que al oír el toque de Apellido no se incorporaba a su hueste con rapidez, recibía la sanción de ser degradado, consistiendo tal en sufrir que le mesaran la barba. En cuanto a los Caballeros y demás Hombres de Armas, además de la sanción pecuniaria se veía condenado a que le fuese cortado el masgo de la cola de su cabalgadura, pena que aparte de influir en el valor material del caballo, igualmente suponía un escandio moral para el jinete». También del mismo libro, nos muestra que los torneos y justas se hacían por medio de las señales con toques, entre los que están las entradas al palenque o tomar campo. Con el paso de los años los reyes y señores feudales mantienen en sus huestes sus instrumentos de señales, llegando al siglo XV en el que los Reyes Católicos crean el primer ejército reglamentado, las Guardas Viejas de Castilla, cuyos efectivos iniciales fueron de unos 2.500 caballos Memorial de Caballería, n.º 80 - Diciembre 2015


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