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MEMORIAL CABALLERIA 80

Doctrina, Táctica y Operaciones tura claramente modular en cuanto a que cada grupo por sí mismo sería totalmente autónomo en logística y dispondría de una plana mayor de mando regimental únicamente para el adiestramiento y las funciones administrativas. Este enfoque también permitiría a la fuerza acorazada crear su propia unidad de «élite», realizando los mismos cometidos que los antiguos ACR, desempeñando un rol similar al que tiene el 75 Regimiento de Rangers para las unidades de infantería. Por último, en caso de extrema necesidad, el regimiento de caballería al completo podría desplegarse en «masa» para servir como caballería de cuerpo de ejército. Estos nuevos grupos de caballería divisionaria deberían parecerse mucho a sus predecesores, aunque con diferencias y modificaciones por los avances tecnológicos. La moderna caballería operacional sigue necesitando medios aéreos, siendo la historia reciente muy persuasiva a este respecto. Originalmente, dos escuadrones de exploradores aéreos con HO-58 Kiowa cubrían este requisito para la caballería divisionaria. Aunque lamentablemente los Kiowas se están retirando gradualmente, un escuadrón de helicópteros AH-64 Apache podría proporcionar algunas de sus capacidades, si bien no es menos cierto que el mantenimiento de incluso un único escuadrón de estos aparatos, llevaría al límite la logística de una unidad de entidad grupo. Por otro lado, la tecnología de los sistemas aéreos armados no tripulados todavía no está al nivel en que un grupo pudiese emplear tales medios eficazmente. Así por lo tanto, esta caballería operacional podría tener que depender de las brigadas de aviación de combate para el apoyo aéreo. Aunque esto no resulta lo más ideal, las carencias actuales de algunas capacidades nos llevarían a esta única solución. Otro asunto polémico podría ser el determinar si estos grupos deberían estar organizados como la antigua unidad de caballería divisionaria, con sólo tres escuadrones terrestres, o como el más cercano pero ya desaparecido grupo del ACR que además de tres escuadrones contaba con una compañía de carros de combate. Sin duda, la inclusión de la compañía de carros de combate le daría al grupo una mayor capacidad para cumplir los cometidos de seguridad en un ambiente muy exigente, pero resultaría demasiado caro en un escenario restrictivo de presupuestos como el actual. Las capacidades que proporciona la compañía de carros de combate son esenciales para la supervivencia de la unidad en operaciones de alta intensidad, y por eso su inclusión es recomendable para que la caballería operacional pueda ser capaz de combatir con garantías de éxito sin un refuerzo sustancial. Por otra parte, el modelo de caballería divisionaria más antiguo asumía que esta estaría escalonada al frente realizando una misión de cobertura independiente, una justificación que ya no parece válida. Por último, la ABCT que se reconvertiría, debería conservar su grupo de artillería orgánico pero con sus tres baterías repartidas, cada una asignada a un grupo de caballería divisionaria. La caballería, por su naturaleza, actuará muy a vanguardia del resto de la división y no puede depender del apoyo de fuegos de las BCT. Es más, el apoyo de artillería le resulta esencial para poder alcanzar el éxito en las misiones de seguridad y en las operaciones de economía de fuerzas que se le puedan encomendar. Por lo tanto, la caballería tendrá que contar con su propio apoyo artillero sin privar a las BCT de su artillería orgánica. El éxito del ACR 3 en su avance hacia Bagdad actuando con baterías de artillería descentralizadas ya demostró la ventaja de contar con estas capacidades. CONCLUSIÓN Aunque la segunda mitad de este artículo ha propuesto distintas opciones, estas son meras sugerencias. Hay muchas formas de conseguir efectos similares, sin embargo, la conclusión es que la caballería operacional debe volver a la Fuerza. El Ejército de Tierra es algo más que simplemente una colección de brigadas. Es la fusión de elementos dispares, todos ellos con su propio cometido, que se combinan para conseguir resultados mayores que los que cualquiera de sus partes por sí sola podría conseguir. Entrar en un conflicto de alta intensidad, que involucre a varias brigadas, sin caballería operacional sería parecido a cruzar la línea de partida sin todo el equipo, mal aconsejado y asumiendo riesgos innecesariamente. 46 Memorial de Caballería, n.º 80 - Diciembre 2015


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