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REVISTA DE HISTORIA MILITAR EXTRA I 2015

EL HIMNO NACIONAL 133 en Terrazina en los Estados Pontificios (1830), se había unido a las unidades españolas enviadas en apoyo del Papa durante la revolución de 1849. Sus padres habían sido asesinados y decidió venirse a la Península con nuestras tropas. Se nacionalizó español y en nuestro país llegó a ser músico mayor de varios regimientos. Su Marcha Nacional se estrenó, según Fernández de la Torre, en el patio del Ministerio de la Guerra el 7 de febrero de 1869 con motivo de la apertura de las Cortes Constituyentes. Pero no gustó; de todas formas se ordenó, el 31 de agosto de 1870, que se interpretara interinamente en sustitución de la Marcha Granadera. Para disponer de otra marcha para rendir los honores al Santísimo Sacra-mento, personas reales y altas dignidades civiles y militares, fue convocado un concurso el 4 de septiembre de 1870. En la orden circular se especificaba al comienzo que la finalidad era sustituir a la Marcha Real como marcha de honor; pero ya en el artículo primero se pedía a los compositores españoles, que acudieran al certamen, la realización de una Marcha Nacional, lo que suponía dar a la obra elegida un significado superior. Se concedería al autor de la marcha ganadora una distinción honorífica y 2.000 pesetas, cantidad apreciable en aquellos años. En el expediente del concurso, que se conserva en el Archivo General Militar de Segovia (legajos 217/8/9, división 8ª, sección 2ª), se encuentra un escrito, sin fecha, pero desde luego anterior al certamen, en el que se justifi-ca su convocatoria por haber sido la Marcha Real adoptada por el Rey Car-los III y se la consideraba, por tanto, como uno de los distintivos de la Casa de Borbón. Se asegura, en el citado documento, que la Marcha Real era co-nocida en un principio por Marcha Prusiana atendiendo sin duda al origen. Seguramente, esta denominación se debe a la forma de concertación de la Marcha Granadera; además de ser el motivo de cambiarle inapropiadamen-te el nombre, pudo ser el origen de la leyenda que atribuye su autoría al Rey Federico II de Prusia. Se habían olvidado de que también había sido llamada antigua española. De todas formas, en otro escrito del mismo expediente, se reconoce la calificación de española para la marcha, pero se asegura que fue escrita en Francia para Felipe V, información recogida de La Historia de la música española (tomo 3º cap. 21) de Mariano Soriano Fuertes. El jurado, que debía seleccionar la nueva marcha, se constituyó con los músicos Hilarión Eslava, Francisco Asenjo Barbieri y Emilio Arrieta. El pri-mero dimitió mediante oficio del 12 de noviembre; dimisión justificada por enfermedad, que suena a disculpa. Consultados los otros dos, fue propuesto para sustituirlo Baltasar Saldoni, que sería nombrado cinco días después. El jurado no se sintió capaz de seleccionar ninguna composición; la circular del ministerio le pedía en su artículo 4º un máximo de tres. En consecuencia,


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