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REVISTA DE HISTORIA MILITAR EXTRA PROTECTORADO

EL PROTECTORADO. FIRMA DEL CONVENIO HISPANO-FRANCÉS... 105 los límites de la plaza, destruyendo sus defensas y arrancando el escudo de España del hito que marcaba la separación entre el territorio español y el marroquí. Ante la gravedad de los hechos el Gobierno envía un ultimátum al sultán y al no obtenerse del Gobierno marroquí una categórica y satis-factoria respuesta, España declara la guerra a Marruecos el 22 de octubre de 1859, declaración que cuenta con el apoyo y la simpatía de las naciones europeas, aunque con ciertas reticencias por parte de Gran Bretaña. O´Donnell, presidente del Gobierno de la Unión Liberal, buscaba recu-perar el prestigio en el exterior, dar solidez al trono ante la permanente ame-naza carlista y lograr una estabilidad política que acabase con los pronun-ciamientos y las intentonas republicanas. La declaración de guerra le sirvió para conseguir en torno al Gobierno un consenso generalizado, impulsado por la exaltación nacionalista que provocó el conflicto. La guerra contó con la adhesión popular y, en palabras del cronista Pedro de Alarcón, fue «una cuestión nacional, porque reúne en un interés común a sus mal avenidos hi-jos y nos devuelve lo conciencia que casi habíamos perdido de nuestro ser; de nuestra fuerza y de nuestra independencia». Y O’Donnell, ante el Parla-mento, decía: «No nos lleva el espíritu de conquista, vamos a lavar nuestra honra, a pedir satisfacción de los agravios hechos a nuestro pabellón». Se organizaba una operación de castigo. El mismo presidente se puso al man-do de los 35.000 hombres del ejército expedicionario, que llegaron a ser 50.000, y al frente de las grandes unidades, los mariscales Echagüe y Alcalá Galiana y los tenientes generales Zabala, Ros de Olano y Prim. El ejército marroquí reunió a unos 60.000 combatientes, mandados por el hermano del sultán, Muley El Abbas, y compuesto por la Guardia del Sultán, los moros del rey o Majzén, las tropas regulares o nizam, contando con otros 30.000 hombres más de las fuerzas irregulares o gum. La llamada Guerra de África durará seis meses y en la memoria de todos están los nom-bres de las operaciones militares de cierta envergadura: – 1 de enero de 1860: batalla de los Castillejos. – 4 y 5 de febrero: batalla de Tetuán. – 11 de marzo: el duro combate de Samsa. – 23 de marzo: batalla de Uad Ras. El Tratado de Uad Ras de 26 de abril de 1860 puso fin a la guerra y declara a España vencedora, pero ni Francia ni Inglaterra, que nos consi-deraban potencia de segundo orden y sin peso en el contexto internacional, consintieron ninguna expansión territorial. La guerra tuvo un coste dema-siado elevado, 9.000 muertos, de los que las dos terceras partes fueron con-secuencia de una epidemia de cólera y la temible disentería. Paz chica para


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