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día los recursos que prestaba el Parque de Guadalajara30. Sí le pedía un favor: “y es que siga Vd considerándose como ingeniero del Centro, por lo menos el tiempo necesario para trasladar el globo con sus accesorios a Madrid y almacenarlo allí, en forma que pueda aguardar sin averías a que esté yo en condiciones de emprender nuevamente los ensayos”. En esos momentos no quedaba mucho más que hacer que recoger el material de Guadalajara y concebir un nuevo plan de experiencias en otro lugar al margen del Servicio de Aerostación31. CONSIDERACIONES FINALES Llegados a este punto, sigue pendiente determinar cómo y por qué la colaboración entre Torres Quevedo y Kindelán, así como los motivos del desencuentro final, no han sido conocidos en profundidad hasta nuestros trabajos iniciados en 1995 que se recogen en la Bibliografía. De hecho, en su momento el problema llegó a las más altas instancias del Estado. En efecto, Torres Quevedo recurrió a su amigo Mariano Fernández de la Henestrosa y Ortiz de Mioño, Duque de Santo Mauro, Grande de España, Mayordomo y Caballerizo Mayor de la Reina; mientras, como ha documentado recientemente Carlos Lázaro, Kindelán solicitaba el concurso del Jefe de la Casa Militar de Alfonso XIII, el general Ramón Echagüe. Aunque el incidente había trascendido a personalidades como el general Marvá o el coronel Rodríguez Mourelo, y lo vivieron directamente todos los oficiales del Parque de Aerostación de Guadalajara, una iniciativa del coronel Pedro Vives permitió que el desagradable incidente pasara discretamente desapercibido para la historia aeronáutica española. Vives, que había sido destinado a la Comandancia de Ingenieros de Ceuta por Real Orden de 8 de agosto de 1908, seguía actuando como Jefe del Servicio de Aerostación, en comisión de servicios concedida por otra Real Orden del 10 de agosto, asumiendo la Jefatura durante sus ausencias, como Jefe accidental, el comandante Vicente García del Campo. En sus visitas periódicas Vives preparaba circulares para que García del Campo tuviera claro los puntos que no le correspondían directamente y no podía delegar en él. Gracias a ello entendemos, entre otras cosas, por qué en ninguna de las Hojas de Servicios de los Ingenieros militares citados hasta ahora existe la menor referencia a su participación en los ensayos del dirigible en Guadalajara. Y es que, mediante las Circulares nº 185 y 186 del Parque, Vives se reservaba la decisión sobre qué se hacía constar en las Memorias anuales, en las Hojas de Servicio y sus modificaciones, en qué debían consistir las relaciones con el RACE y con los aeronautas civiles, “y todo aquello que pudiera tener alguna importancia para la marcha del Servicio”. El dirigible “Torres Quevedo” había constituido un modelo de colaboración entre los estamentos civil y militar. En su decidido afán por extremar el cuidado del Servicio de Aerostación, Vives hizo que, para la historia aeronáutica militar, el desencuentro del verano de 1908 no hubiera existido, razón por la cual, de todo lo que hemos documentado, la historiografía “oficial” apenas ha guardado hasta ahora algún recuerdo. Pero la ruptura sería definitiva, y aunque la prensa informaba de la próxima celebración de las pruebas públicas definitivas del dirigible en Guadalajara ante el Monarca en septiembre de 190832, análogas a las que se hicieron con el telekino en Bilbao en septiembre de 1906, éstas nunca tendrían lugar. En el otoño de 1908 Torres Quevedo abandonaría el Parque de Guadalajara, encaminándose primero a Madrid y después a París. En la capital francesa se consagraría el inventor español y allí comenzaría la proyección internacional de su obra aeronáutica. Simultáneamente, continuarían las relaciones del sabio español con el Servicio de Aerostación Militar y, muy especialmente, con Pedro Vives Vich. Todo ello, convenientemente documentado, lo daremos a conocer en próximos trabajos. NOTAS 1Pueden consultarse sus expedientes personales en el Archivo General Militar (Segovia), Sección 1ª, Legajo B-2292; y en el Archivo General e Histórico del Ejército del Aire (Villaviciosa de Odón, Madrid), nº 105593. 2Hemos manejado el ejemplar del informe firmado por Vives conservado en el Archivo Torres Quevedo (ATQ). 3Su expediente personal puede consultarse en el AGM, Sección 1ª, Legajo P- 879. No debe confundirse con su padre, Antonio Peláez Campomanes, también militar. 4Pueden verse los expedientes personales de Kindelán en el AGM, Sección 1ª, Legajo Q-95; y AGHEA, Legajo nº 1490. 5Carta de Kindelán a Torres Quevedo, 25 de septiembre de 1905, ATQ. 6Informe conservado en el Archivo Torres Quevedo. 7Carta de Kindelán a Torres Quevedo enviada desde el Gran Hotel en el Palais dʼOrsay de París, 21 de febrero de 1906, ATQ. 8Puede verse: “Un dirigeable militaire espagnol”. LʼAerophile (febrero de 1906), p. 64. 9Oficio de Torres Quevedo al Ministerio de Fomento, 22 de febrero de 1906. AGM, Sección 2ª, División 10ª, Legajo 39. La fecha del registro de entrada en el Ministerio de Fomento fue el 1 de marzo de 1906. En 2 de abril se traslada el escrito 36 desde Fomento al Subsecretario del Ministerio de la Guerra. 10Puede verse el número monográfico de la revista Ateneo (septiembre de 1906), p. 37. 11AGM, Sección 2ª, División 10ª, Legajo 39. 12La copia del oficio del inventor con el sello de registro de entrada en el Ministerio de Fomento, así como el original de la respuesta del Director General, se conservan en el ATQ. 13Apunte incorporado a la Hoja de Servicios de Kindelán, AGM, Sección 1ª, Legajo Q-95. 14Carta de Kindelán a Torres Quevedo, 5 de agosto de 1906, ATQ. 15Carta de Kindelán a Torres Quevedo enviada desde Guadalajara, 19 de agosto de 1906, ATQ. 16Pueden consultarse los expedientes personales de Francisco de Paula Rojas Rubio en el AGM, Sección 1ª, Legajo R-2612, y AGHEA, nº 93350. 17Apunte incorporado a la Hoja de Servicios de Kindelán, AGM, Sección 1ª, Legajo Q-95. 18La prensa se izo amplio eco de lo sucedido. Pueden verse, por ejemplo, ABC (28 de julio), La Vanguardia (28 de julio; 1 de agosto), El Ingeniero (nº 566), Nuevo Mundo (nº 708), Memorial de Ingenieros (1907), etc. 19Noticia publicada en El Imparcial el 30 de julio de 1907 basada en lo publicado el día antes en La Correspondencia Militar. Puede verse, comparativamente, lo que publica sobre el mismo tema ABC el 28 de julio, p. 2. 20Carta de Kindelán a Torres Quevedo desde Guadalajara, 11 de agosto de 1907, ATQ. 21Carta de Kindelán a Torres Quevedo, 15 de septiembre de 1907, ATQ. 22Carta de Kindelán a Torres Quevedo, 25 de septiembre de 1907, ATQ. 23Informe conservado en el ATQ. 24Puede consultarse su expediente en el AGM, Legajo R-2223. Su hermano José era, como Torres Quevedo, Académico de Ciencias y destacado miembro del Ateneo de Madrid. 25Hemos utilizado el ejemplar conservado en el ATQ. 26Diversos periódicos reprodujeron la Orden en sus páginas. Puede verse el ABC del 30 de julio de 1908, p. 13. 27Este éxito se recogía en publicaciones como el semanario alcarreño Flores y Abejas nº 724 (2 de agosto de 1908) y nº 726 (15 de agosto); Nuevo Mundo (6 de agosto de 1908); etc. 28Carta de Kindelán a Torres Quevedo enviada desde el Gran Hotel de Burgos, 1 de agosto de 1908, ATQ. 29Carta (copia) de Torres Quevedo a Kindelán enviada desde Portolín (Molledo, Cantabria), 3 de septiembre de 1908, ATQ. 30En las revistas extranjeras también se hacían eco del éxito de la colaboración entre Torres Quevedo y Kindelán en unos momentos en los que se consumaba el desencuentro. Así, pueden verse LʼAerophile (15 de septiembre de 1908), pp. 371-372, o La Nature, Suplemento nº 1852 (21 de noviembre de 1908), p. 194. 31La prensa española sí se hizo eco pronto de la ruptura. Puede verse, por ejemplo, La Vanguardia, 4 de octubre de 1908, p. 7. 32Por ejemplo, en Blanco y Negro nº 907 (19 de septiembre de 1908) se afirmaba que: “Noticiosos de que dentro de pocas semanas, cuando hayan regresado a Madrid las Reales personas, se verificarán las pruebas oficiales del dirigible ʻTorres Quevedoʼ en el Parque Aerostático de Guadalajara, anticipamos a los lectores una información del mismo, hecha con toda escrupulosidad merced a la cortesía del coronel jefe Sr. Vives y los capitanes Sres. Baselga y Kindelán”.


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