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do al punto de partida con precisión. Le siguió el siempre arrojado Olieslagers, despegando de súbito y alcanzando gran altura —más de 100 m—, para dominar «los cerros de San Juan de Aznalfarache y dando una doble vuelta... ...descendió decididamente frente a las tribunas, en emocionante caída y tomando tierra con experta suavidad». Su vuelo duró unos nueve minutos y medio. Aplausos, ovaciones y vuelta al ruedo, es decir, al aeródromo, en automóvil. Luego Tyck, Kuhling y el propio Olieslagers realizaron varios vuelos cortos, elevándose a 30 o 50 m, que también fueron aplaudidos, especialmente el viraje realizado por este último por detrás de las tribunas. Barrier, que era considerado como «discípulo» del propio Bleriot, hizo luego un hermoso vuelo en el nº 3, virando ceñidamente para entrar al campo en rasante. Pero, al intentar de nuevo la maniobra, el avión «coge aire y se vuelca del ala derecha» estrellándose contra el suelo desde unos 5 m de altura. El ala y la hélice quedaron destrozadas, pero Barrier escapa ileso, recibiendo, como un valiente matador que sufriese un revolcón, una gran ovación. Finalmente el duelo queda reducido al desafío entre Olieslagers y Tyck, que repiten varios vuelos y alcanzan alturas de más de 100 m, a veces sacudidos por molestas ráfagas de viento. En la segunda vuelta de Olieslagers, Tyck le adelanta por debajo. Ambos han permanecido en el aire esta vez 10 minutos y 58 segundos y 11 minutos y medio. Son unos «bravos» y recogen aplausos del respetable. Esta vez la jornada ha sido completa y la Copa parece ya en manos de Tyck. REÑIDA COMPETICIÓN El día 8 la tarde es tan hermosa como la anterior y el viento es suave. Bandera roja y gran animación. Tyck y Olieslagers se aprestan a disputarse la Copa, mientras el avión de Barrier sigue en el hangar, reparándose. El primero en despegar será, sin embargo, Kuhling, en el nº 4, con un vuelo corto sin incidencias. Olieslagers lo intenta dos veces, pero ha de posarse después de un corto vuelo. Tyck se eleva a 100 m y da una vuelta completa al circuito, con hábiles virajes. El público le aplaude, pero el viento le impide una segunda vuelta. Barrier, en el avión nº 4, hace un vuelo corto y Olieslagers le sigue, haciendo lo propio aunque a mayor altura. Tyck vuelve a repetir y da otra vuelta completa, mientras el «demonio belga» se ve impedido durante toda la tarde a causa de problemas con el motor. Finalmente, Tyck consigue repetir un circuito de dos vueltas a 150 m y vira sobre los cobertizos para aterrizar delante de la tribuna. Hoy el triunfador es decididamente él y el público lo aplaude largamente. Pero no todo está dicho y quedan dos días de dura competencia. El día 9 hay menos público, probablemente a causa del intenso calor. La bandera roja ondea de nuevo, indicando vuelo seguro. La banda municipal ameniza la tarde, casi de verano. A las cinco en punto, como en los festejos taurinos, sube Kuhling al nº 4 y hace un vuelo corto, como de tentativa, virando detrás de las tribunas y regresando a la pista a los pocos minutos. Tyck después, en el Bleriot nº 2, se remonta a unos 50 m, da la vuelta completa subiendo algo más, hasta unos 80 m y vira, también detrás de las tribunas, para hacer a continuación un «habilísimo aterrisage» delante del graderío, con fuerte aplauso del público. Olieslagers lo intenta después, con su Bleriot nº 1, ya sin problemas de motor, al parecer, pero hace un vuelo a poca altura y vuelve a tierra, para intentarlo de nuevo y verse obligado a posarse, de nuevo por fallo de motor. Kuhling le sigue luego, remontándose a unos 50 m en rápida ascensión y da la vuelta completa, virando más allá de la caseta del Tiro de Pichón, describiendo un gran círculo. Da otra vuelta, descendiendo suavemente y a los seis minutos de permanencia en el aire, aterriza detrás de la tribuna. Nuevamente el público aplaude entusiasmado. Vuelve a elevarse, quizás animado por el calor de los asistentes y se remonta a buena altura, virando para volver a su punto de partida. Ha sido un buen y plácido vuelo, pero la bandera verde señala el fin de las experiencias por hoy. Menos brillantes que ayer, los vuelos dejan a los espectadores con ganas de animación. Ya sólo queda un día de concurso y la Copa de Sevilla aún carece de seguro ganador. Como todas las tardes, un desfile culmina los actos. LA COPA, PARA EL «DEMONIO» El día definitivo es el domingo 10 de abril —recordemos que inicialmente, la Semana de Aviación se había previsto entre los días 1 y 7— pero el mal tiempo, casi siempre con viento y frío, ha impuesto su dictadura. Escaso éxito han tenido las pruebas, según algunos diarios opinan , como El Liberal, que no sabe si achacarlo «a los aviones o a quienes los tripulaban». Pero la expectación no ha decaído y hoy, con una hermosa tarde de primavera y viento muy suave, el aeródromo rebosa de público, más en la entrada general que en las tribunas, aunque éstas y el stand — la zona VIP, diríamos hoy— también estaban muy animados, «figurando entre la concurrencia bellas y hermosas damas elegantemente ataviadas». Como en todas las tardes en las que se efectuaron vuelos, las zonas inmediatas a la dehesa y la orilla opuesta del río estaban llenas del gentío que, sin pagar, deseaban también participar de la emoción del vuelo. Con puntualidad taurina, a las cinco, Tyck se dispone a realizar la primera prueba, en el Bleriot nº 2, pero el viento aumenta y el aviador sólo se atreve a realizar un vuelo corto, regresando al cobertizo. Peor fue la actuación de Barrier, con su reparado nº 3, que se limitó a recorrer la pista, sin elevarse. Vuelve Tyck a intentarlo y lleva a cabo un hermoso vuelo en el que completa dos vueltas a la pista y realiza varias evoluciones a 100 m de altura. Al completar la segunda y disponerse a tomar tierra, el avión de Tyck vuelca, ya muy cerca del suelo y da una vuelta de campana, quedando el intrépido piloto debajo del aeroplano. Acude presuroso el personal de Cruz Roja y muchas personas pero 44


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