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AEROPLANO 28

Tenientes Cortijo, Moreno Abella, Sousa y Ventos Presas. Los pilotos de los tres Nieuport fueron el Capitán Herrera y los Tenientes Pérez Núñez y Olivié, con sólo dos observadores: los Tenientes Dávila y Sousa; el Capitán Balseyro volaba como pasajero de Pérez Núñez. En este viaje sí hubo algún incidente. A la ida el Farman del Teniente Espín tuvo que tomar tierra en Pinto por avería del motor; todos los demás aparatos llegaron a Aranjuez. En el viaje de vuelta, poco después de despegar el Nieuport del Teniente Pérez Núñez sufrió la rotura del tubo de conducción de la gasolina y tuvo que efectuar un aterrizaje de emergencia en terreno no preparado; Pérez Núñez resultó levemente herido, su pasajero, el Capitán Balseyro, se rompió una costilla y el aeroplano se tuvo que reparar en Cuatro Vientos antes de que volviera a volar. Finalmente, el Capitán Kindelán aterrizó voluntariamente en Cienpozuelos para que el Coronel Vives pudiera tomar allí el tren y dirigirse a Madrid, donde tenía que despachar asuntos urgentes; Kindelán volvió a despegar y llegó a Cuatro Vientos sin novedad. Pocos días después, por inspiración del Capitán Prandoni, la Aeronautica Militare italiana empezó a realizar traslados en formación de aeroplanos de un aeródromo a otro, aprovechando la celebración de ceremonias conmemorativas, para demostrar la capacidad del Arma Aérea para concentrar sus unidades en ataques sobre un objetivo desde diversos puntos de partida y obtener así El Rey Alfonso XIII con el piloto Renaux en el Farman. resultados más efectivo de un bombardeo, por ejemplo. Igualmente, cuando acabó el curso en la Escuela de Vuelos de Tokorosawa, en Japón, los alumnos y profesores realizaron un vuelo en formación. Pero la confección de los croquis por los observadores-navegantes y su crítica posterior dieron un mayor aspecto técnico a los “ejercicios en Escuadrilla” españoles. LOS GLOBOS MILITARES VUELVEN A MARRUECOS Mientras tanto, sus compañeros del Parque de Aerostación de Guadalajara se mantenían operativos realizando ascensiones en diversos puntos de la geografía española, como la que efectuó el Capitán D. Sixto Pou Portes (veterano de la primera expedición a Melilla con la Compañía de Globos), que se elevó en la ciudad de Valladolid con el globo esférico “Sirio”. Pero el Servicio de Aeronáutica no olvidaba que su misión fundamental era el reconocimiento a vanguardia para facilitar la labor de las tropas de combate. Durante las operaciones que tuvieron lugar en Marruecos, en la zona de Laucién, participó muy activamente el destacamento de la Unidad de Globos de Guadalajara, con ascensiones en globo-cometa, que garantizaban la seguridad de nuestras tropas y el buen conocimiento del terreno a vanguardia de nuestras líneas. Con ello el Servicio de Aerostación demostró, una vez más, su utilidad y capacidad como componente orgánico de las tropas españolas en África; ya sólo faltaba que el Servicio de Aviación tuviera, a su vez, la ocasión de demostrarlo igualmente. De este modo, mientras la Aviación Militar española se preparaba para estar totalmente operativa cuando fuera necesaria su actuación, la Aerostación Militar le señalaba el camino. No tardaría en demostrarse que los aeroplanos, con tripulaciones bien adiestradas, po- El Farman de Renaux, ganador de una de las pruebas, sobre la playa de Ondarreta. 62 S.M. el Rey con el piloto Garvery ganador de dos premios del Concurso de San Sebastián.


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