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MEMORIAL INGENIEROS 90

JULIO 2013 9 2. La resistencia de las obras de fortificación Es lógico pensar que una obra de fortificación debe tener la resistencia característica a compresión más alta que sea posible. Por lo tanto, un objetivo claro de la unidad de zapadores que acometa la realización de una determinada obra de protección debería ser conseguir el hormigón de la mayor resistencia que sea posible. La mayoría de los autores está de acuerdo en que la definición del concepto de “hor-migones de alta resistencia” (HAR) es relativa. Esto significa que en una determinada área geográfica, más o menos desarrollada, un hormigón cuya resistencia característi-ca a compresión (sck) sea, por ejemplo, de 300 kp/cm2 puede ser considerado normal, mientras que en un área económicamente más deprimida, digamos, por ejemplo, en un país del tercer mundo, ese mismo hormigón sería considerado de alta resistencia. En nuestro ámbito geográfico se tiende a convenir como HAR aquellos hormigones cuya resistencia a compresión supera los 500 kp/cm2. Por otra parte, sobrepasado este lími-te, no parece que pueda extrapolarse todo aquello que se considera válido para el hor-migón tradicional. De hecho, dos características fundamentales definen los hormigones de alta resistencia: –  Por una parte, la baja relación agua-cemento (a/c), es decir, la escasa cantidad de agua que se añade en el amasado de estos hormigones, que puede llegar a ser la mitad de la que se añadiría a un hormigón normal. –  Por otra parte, la sustitución de cierta cantidad de cemento por humo de síli-ce. El humo de sílice es un producto pulverulento formado por partículas de sílice amorfa (llamado también microsílice). Normalmente, en la fabricación de HAR se sustituye por humo de sílice un 10% del cemento. El papel del humo de sílice es doble: •  Físico, ya que, al actuar sus finas partículas como plastificante, reduce la red porosa que se forma tras la hidratación del cemento. •  Químico, pues al reaccionar con el hidróxido cálcico procedente de la hidratación del cemento aumenta la resistencia mecánica. Esta mayor resistencia a la compresión va en detrimento de la ductilidad (o capacidad para resistir cierta deformación) propia de los hormigones convencionales. Para mejorar la ductilidad se puede reforzar la matriz frágil mediante fibras discretas. Si el hormigón se refuerza con fibras de acero (HFRA), cuando se desarrollan las fisuras bajo las cargas de servicio, las fibras actúan como puentes entre una cara de la fisura y la otra generan-do un mecanismo de transferencia. Este mecanismo reduce la propagación de fisuras, contribuye a la ductilidad y, por tanto, aumenta la resistencia. Existe, además, una ventaja añadida, que es la resistencia al impacto. Por este moti-vo el HRFA es muy apto para su uso en solados industriales, estructuras hidráulicas, tableros de puentes, pavimentos y, en general, estructuras que deban ser resistentes a impactos o penetraciones. Nótese que en principio no tiene que tratarse de un HAR al que se le añaden fibras de acero; un hormigón de resistencia moderada también se puede reforzar con fibras, y de hecho se hace. De forma muy resumida se puede decir que la confección de HRFA requiere prestar especial atención a: –  La selección de los áridos, pues todos los técnicos están de acuerdo en que estos tienden a ser de menor tamaño que cuando hablamos de hormigones tra-dicionales.


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