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desalojar a los franceses de las islas de San Pedro y San Antíoco al Sur de Cerdeña, tomadas por los franceses. Allí se encaminó el Gallardo y, conseguido esto, se volvió de nuevo a Cartagena. El año 1794 figura Martín Álvarez en la lista de la tropa nombrada para transbordar al San Carlos en un viaje a las Antillas para convoyar a los buques y transportes que conducían gentes y pertrechos para la defensa de las Antillas. En 1796 figura en la guarnición del navío Santa Ana, de 112 cañones. Pasa después a la guarnición del Príncipe de Asturias, también de tres puentes y 112 cañones, y el 1 de febrero de 1797 pasó al San Nicolás de Bari, de 74 cañones, al mando del capitán de navío Tomás Geraldino, que se hizo a la mar con la Escuadra que desde Cartagena hizo rumbo a Málaga y al Atlántico donde debía recibir un gran convoy. En esta época de fines del siglo XVIII, año 1797, España tenía concertada una alianza ofensiva y defensiva con el Directorio francés por el tratado de San Ildefonso. La crónica del oficial inglés relataba la batalla, y al llegar a la parte que nos interesa decía: «...Pero en el barco español San Nicolás de Bari queda algo por conquistar. Sobre la toldilla arbola la bandera española que flota al viento cual si todavía el barco no se hubiese rendido. Un oficial inglés que lo observa va a ella para arriar la bandera. Antes de llegar un soldado español, de centinela en aquel lugar, sin apartarse de su puesto, le da el alto, el oficial no le hace caso y se acerca, el sable del centinela lo atraviesa con tal fuerza que lo queda clavado en la madera de un mamparo. Un nuevo oficial y soldados se acercan y el centinela no logrando desasir su sable de donde se hallaba pinchado, coge el fusil a modo de maza y con él da muerte a otro oficial y hiere a dos soldados. Da después un salto desde la toldilla para caer sobre el alcázar de popa donde lo acribillan a tiros los ingleses. Nelson que ha presenciado la escena se aproxima al cadáver silencioso. Urge desembarazar los barcos de muertos y ruina y se comienza a dar sepultura a los muertos. Todos tienen el mismo trato: Una bala atada a los pies, Armada Ciencia y Cultura un responso del capellán y, por una tabla deslizante, hundiéndose en el mar. Al llegar al turno al centinela español, Nelson ordena que se le envuelva en la bandera que había defendido con tanto ardor. (A Nelson se debe que el nombre de este granadero Martín Álvarez no quedase en el anonimato y figure en la casamata que se encuentra en Gibraltar, un cañón de su barco) Los ingleses comprueban que el centinela Martín Álvarez no estaba muerto, sino mal herido. Lo curan, lo llevan a Lagos, al sur de Portugal, y le dan pasaporte para volver a España, aunque desde otras fuentes se indica que escapó de dicho internamiento. Desde Lagos —dice Arnao— viajó a Montemolín y luego a Sevilla y posteriormente a Cádiz para testificar en la causa instruida para la averiguación de la conducta del comandante y los oficiales del San Nicolás de Bari, lo mismo que de los demás buques en el desastre del Cabo de San Vicente. Su Majestad el Rey confió el papel de Fiscal de la causa al Mayor General de la Armada Manuel Núñez Gaona quien, tras su interrogatorio a Martín Álvarez concluye: «No puedo pasar en silencio la gallardía del granadero de Marina Martín Álvarez, perteneciente a la tercera compañía del noveno batallón, pues hallándose en la toldilla del navío San Nicolás cuando fue abordado, atravesó con tal ímpetu al primer Oficial inglés que entró por aquel sitio que, al salirle la punta del sable por la espalda la clavó tan fuertemente contra el mamparo de un camarote que, no pudiendo librarla con prontitud, y por desasir su sable, que no quería abandonar, dio tiempo a que cayera sobre él el grueso de enemigos con espada en mano y a que lo hirieran en la cabeza, en cuya situación se arrojó al alcázar librándose, con un veloz salto, de sus perseguidores». Por los méritos recogidos en la batalla se le quiso ascender a cabo como premio, impidiéndolo su analfabetismo. Aprendió a leer y escribir en pocos meses y fue nombrado cabo el 17 de febrero de 1798, y en agosto de ese mismo año a cabo primero. Al poco embarca en el navío Purísima Concepción de 112 cañones de la escuadra de Mazarredo, y parte hacia Brest (Francia) al unirse en Cádiz con la escuadra española y la francesa de Bruix. El 12 de noviembre llegó una urca destinada a la correspondencia, y una de las cartas era un escrito oficial que se refería a Martín, entonces se izó una bandera encarnada como señal infalible BIP 21 Cleveley, Cape St. Vincent. Batalla del Cabo de San Vicente (1797).


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