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Había que llegar más lejos, más alto, más deprisa, había que hacer el vuelo más difícil, el recorrido más insólito. Son los años veinte, la época de los "rallyes" automovilísticos y los "raids" aéreos. Por ello la Aviación española no podía estar ausente de aquellas épicas hazañas y tan pronto como se vio libre de sus compromisos guerreros en África dedicó todo su afán a ello. Como ya hemos dicho, su primer gran vuelo fue este del "Plus Ultra". Recordemos que desde octubre de 1924 hasta febrero de 1925, Franco asistía en Cuatro Vientos y Los Alcázares al primer curso de mandos desarrollado por el Servicio de Aviación, que trataba de dar una base teórica a Jefes y Oficiales que, en su mayoría, habían mandado ya Grupo o Escuadrilla en Marruecos. Durante estos meses de estudio Franco analizó la posibilidad de llevar a la práctica un raid aéreo. Tras examinar posibles rutas, decidió un vuelo a la Argentina. Este viaje, pensó, debería realizarse con un hidro de características parecidas a los Dornier Wal de Melilla pero que tuviera un alcance de de al menos 3.000 km. Consultó con la fábrica este asunto y dos meses más tarde recibió la comunicación en la que le decían que, con modificaciones, podría obtenerse un avión que le permitiría volar esos miles de kilómetros sin repostar con una carga de 3.500 Kg. Franco expuso su idea al General D. Jorge Soriano, Director de la Aeronáutica Militar que la acogió favorablemente. Le pidió realizara un proyecto detallado para presentarlo al Gobierno. A finales de 1925, el Gobierno autorizó la realización de tres grandes vuelos, uno el propuesto por Franco para ir a la Argentina, y otros dos a Filipinas y la Guinea Española. Tres destinos entrañablemente unidos a la historia de España. La tripulación elegida para el vuelo a Argentina fue: Comandante Ramón Franco, capitán Mariano Barberán y soldado Pablo Rada, que era el mecánico del hidro de batalla que voló con Franco en las operaciones de Marruecos. Para llevar a cabo el viaje, Ramón Franco y Mariano Barberán que llevaban trabajando desde primeros de 1925 en la preparación del viaje, consiguieron que, de los cuatro Dornier Wal, adquiridos para ser utilizados en las operaciones de Marruecos, el que no podía entregar la fábrica hasta el 15 de septiembre fuera modificado para darle mayor autonomía y equiparlo con motores más potentes. El estudio cartográfico y meteorológico de la ruta a Argentina era muy completo, pues lo había preparado Emilio Herrera para su proyecto de unir España y Argentina mediante una línea de dirigibles. A última hora, Barberán cuya aportación técnica a la preparación del vuelo era de gran importancia, pues era la pri- 110


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