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estuvieron 24 horas, despegando el día 10 para Guatemala. En esta ciudad, fueron obsequiados con una copa de oro, copa que a su llegada a Sevilla ofrendarían a la iglesia de San Lorenzo con el expreso deseo de que fuera convertida en cáliz. El día 17 de mayo coincidiendo con la fiesta del cumpleaños del Rey, aterrizan en La Habana, última etapa prevista de su recorrido americano. Habían recorrido 22.000 kilómetros y volado 121 horas desde su salida de Sevilla. Si emocionante fue el recibimiento que se les hizo en las ciudades iberoamericanas que visitaron, el ofrecido en el aeródromo de Columbia (La Habana) superó con creces a todos; en la Alcaldía a donde fueron en primer lugar se les nombró huéspedes de honor y se les entregó la llave de la ciudad. En La Habana se unirían, como miembros especiales, a la misión extraordinaria, que presidida por el Ministro de Marina, Almirante García de los Reyes llegó a bordo del crucero “Almirante Cervera” para asistir, en representación del gobierno español, a la toma de posesión del Presidente de Cuba, general Machado. En La Habana terminó el vuelo del “Jesús del Gran Poder” por la América Hispana y aunque el deseo de los aviadores hubiera sido continuar hasta Washington y Nueva York para desde allí efectuar el vuelo directo a España, no se les autorizó dicho vuelo de regreso a España. El avión y los capitanes Jiménez e Iglesias, regresaron a España a bordo del crucero español “Almirante Cervera” con el resto de la misión extraordinaria. El 7 de junio, llega a Cádiz el “Almirante Cervera” entre volteo de campanas y ulular de sirenas. Los pilotos son llevados en triunfo al Ayuntamiento, mientras que el avión se desembarca, se monta y se pone a punto para que pueda volver en vuelo a Sevilla, de donde había salido dos meses y medio antes. En Tablada, el día 8 esperan para recibir a los “embajadores volantes” una excepcional formación de 125 aviones, la mayor conocida hasta entonces en España. Elegida, por sorteo, una escuadrilla para recibirles en vuelo, fue la de Larache, mandada por el capitán Luna, la favorecida. La acogida fue inenarrable. Las azoteas sevillanas rebosaban de entusiastas; en el aeródromo la multitud se precipita sobre el avión sacando en vilo a los aviadores de la cabina y llevándolos en triunfo a la ciudad. Lo primero que hacen los aviadores es dirigirse a la Cofradía del Gran Poder, para entregar la copa de oro que habían recibido en Guatemala. Por la tarde, el avión con Jiménez e Iglesias emprende nuevamente el vuelo, esta vez para dirigirse a Madrid. Varias escuadrillas de aviones les dan escolta durante algún tiempo. A las 19.30 horas, el Jesús del Gran Poder aterriza en Getafe. A recibir a los aviadores acudió una inmensa multitud, 50.000 personas se calcularon, que fueron a Getafe en trenes regulares y especiales, en autobuses y en coches particulares. Presidió la bienvenida oficial el Infante don Alfonso de Borbón y Battemberg (en representación del Rey), acompañado por el Infante don Alfonso de Orleáns y Borbón, primo hermano del Rey y aviador; el Presidente del Directorio, general Primo de Rivera; el Jefe de la Aeronáutica, coronel Kindelán; otras Autoridades y cerca de 500 obreros de la fábrica “CASA”, constructora del avión. El viaje del “Jesús del Gran Poder” era el segundo vuelo directo entre los dos continentes por la ruta del Sur y ocupó, asimismo, durante algún tiempo el segundo lugar entre los de mayor distancia volada sin escalas. Los objetivos, aquellos con que soñaban los dos aviadores desde hacía dos años, se habían cumplido totalmente. La Aviación Militar Española se ponía a la altura de las más destacadas en cuanto al récord mundial de distancia, y ese era el premio y el orgullo de ambos pilotos y de todos cuanto formaban la Aeronáutica española. El día 19 de junio en el parque del Retiro (Madrid), el Rey Alfonso XIII, quiso cerrar con broche de oro el feliz término del viaje a Cuba de los aviadores españoles. En dichos jardines tuvo lugar el acto de homenaje a los capitanes Jiménez e Iglesias, otorgándoles el Soberano las llaves de gentilhombre e imponiéndoles la Medalla Aérea que les había concedido por el éxito de su periplo americano En el Museo de Aeronáutica y Astronáutica (Museo del Aire), se conserva el avión Jesús del Gran Poder, perfectamente restaurado. Jiménez e Iglesias conversan con S.M. el Rey


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