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dado pruebas. Déles un abrazo en mi nombre y lleve estas felicitaciones a la Orden del Día de los Ejércitos de Tierra y Mar”. Tras las gestiones de Barrón en Viena habían llegado a España una remesa de algo más de un centenar de bombas de aviación para arrojar desde aeroplano, con destino a la Aviación Militar. Así, el 17 de diciembre de 1913, los capitanes Barrón y Cifuentes en un Lohner Pfeil efectuarían el primer bombardeo operativo de la Aviación Militar española y el primero mundial utilizando rudimentarios visores de puntería y bombas especialmente diseñadas para aviación, lanzando sobre el poblado de Ben-Karrik 4 bombas Carbonit, importadas de Alemania. En la primera fase de la campaña, la Escuadrilla utilizó el aeródromo de Sania Ramel, que como ya se comentó estaba próximo a Tetuán, pero para proporcionar apoyo aéreo a las tropas de la Comandancia General de Larache hubo que habilitar un segundo campo en Arcila, próximo a Larache. El 31 de noviembre se desplazan al nuevo aeródromo tres Maurice Farman de Tetuán con tres pilotos y tres observadores. Posteriormente el 29 de marzo de 1914 se inauguraba el aeródromo de Larache, a donde se trasladó la Escuadrilla Farman de Arcila, quedando este aeródromo, junto al preparado en Alcazarquivir, como campos auxiliares de Larache. El 27 de febrero de 1914, aprovechando unos días de calma en las operaciones aéreas y que S.M. el Rey Alfonso XIII se encontraba en Sevilla se envió un avión a Tablada. El aeroplano, un Nieuport VI-M, tripulado por los capitanes Herrera y Ortiz Echagüe despegó de Tetuán y, después de 2 horas y 30 minutos de vuelo, llegó a Sevilla llevando el siguiente mensaje: “En nombre del Ejercito de África tengo el honor de ofrecer a Vuestra Majestad nuestro respetuoso saludo. Tetuán, 7 de febrero de 1914. El General Marina”. Por primera vez en la historia se cruzaba en vuelo el estrecho de Gibraltar, enlazando África con España. La acción española en Marruecos optó por la línea de penetración pacífica y el plan del General Marina era irradiar su influencia desde las Comandancias Generales de Larache, Ceuta y Melilla, tres enclaves costeros cuya seguridad había que garantizar protegiendo sus comunicaciones internas. En cada una de ellos una fracción de la Aviación debía de auxiliar a las tropas de la guarnición y de ahí que el 16 de mayo de 1914 sale de Madrid otra Escuadrilla expedicionaria con destino al nuevo aeródromo de Zeluán, a unos 24 kilómetros de Melilla. La Unidad estaba compuesta por cinco pilotos y dos observadores e iba dotada de 4 aviones monoplanos Nieuport VI-M de 80 caballos. La nueva Escuadrilla estuvo inicialmente a las órdenes de Herrera, la de Tetuán bajo el mando del capitán Barrón y Kindelán quedó como Jefe de la Aviación de Marruecos. Esta escuadrilla prestó su colaboración a la campaña que por tierras del Kert, Beni Bu Gafar y Beni Salem desarrolló el General Jordana. Entre los más importantes servicios prestados por las escuadrillas figuran el croquizado y fotografiado de zonas no conocidas y, sobre todo, la comunicación inmediata al mando de los movimientos y situación de las fuerzas enemigas, y la corrección del tiro de la Artillería, dando a esta información detallada de los blancos a batir. La actividad aérea no cesó a lo largo del año 1914, realizándose numerosos vuelos de reconocimiento y bombardeo en ambas zonas, Oriental y Occidental. El estallido de la Guerra Europea supuso un gran freno para la Aviación española en Marruecos. Por una parte, imposibilidad de importar nuevos aviones, salvo los tres Morane- Saunier regalados en 1913 por el Conde de Artal y comprados a finales de año en París por el teniente Ortiz Echagüe. Por otras, razones de política internacional Una línea de Fokker C. IV, fabricados por Loring, que participaron en la guerra de Marruecos entre 1924 y 1925. 76


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