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AEROPLANO 29

Federico Ochando Chumillas En el verano de 1924, las fuerzas españolas en Marruecos se habían replegado en el frente occidental a una línea fuerte definida por Ceuta-Tetuán-Larache y Arcila y a la de Tánger con Fez. De esta forma las unidades españolas podrían, cuando las circunstancias lo aconsejaran, devolver con fuerza duros ataques a las harkas rifeñas. Ello también se debía a la decisión del presidente del Gobierno, general Primo de Rivera, de obligar a Francia a una mayor colaboración en la lucha para acabar con la insurrección de Abd-el-Krim, porque con la retirada española quedaba al descubierto el flanco francés. Esta decisión tuvo una gran importancia pues desde entonces el caudillo rifeño comenzaría a hostigar a las tropas francesa que acabarían sufriendo en el río Uarga un desastre superior al nuestro en Anual, lo que hizo que Francia cooperase con España para derrotar a Abd-el-Krim y cuyo resultado sería el Desembarco de Alhucemas. El 26 de septiembre de 1924 tres aeroplanos Napier despegaron del aeródromo de Auámara, próximo a Larache, con la misión de proteger a la columna al mando del coronel Prats que trataba de evacuar a los contingentes defensores de Tahar Berda y García Acero. Cuando llegaron a la zona de combate los aviadores divisaron que la columna española iba a caer en una emboscada, pues detrás de un altozano próximo había una gran fuerza marroquí atrincherada y preparada para atacar a nuestras tropas. Sin dudarlo los tripulantes de los tres aviones Napier se dirigieron a bombardear y ametrallar a los rifeños pero al salir de la primera pasada el aeroplano pilotado por el teniente Gómez Spencer y que llevaba como observador al capitán Ochando Serrano recibió varios impactos del fuego marroquí, uno de los cuales alcanzó en un muslo a Ochando. El piloto Gómez Spencer al notar que su Napier número 63 había sufrido algunos impactos miró hacia atrás para mirar si su observador había sido herido y al comprobar que estaba sangrando decidió regresar al aeródromo, pero el Capitán le indicó que continuase la misión. Siguiendo al jefe de la escuadrilla, Spencer prosiguió el ataque durante tres pasadas más y así Ochando pudo terminar de lanzar todas las bombas, que al caer en medio de las fuerzas enemigas, causaron grandes bajas. Seguidamente el piloto al conocer la gravedad de la herida del observador decidió aterrizar en Sania Ramel, pues el Hospital Militar de Tetuán tenía mejores medios para atender al herido que el de Larache, que mientras tanto se había hecho un torniquete en la pierna para contener la hemorragia. Segundos después del aterrizaje, Ochando fue sacado del avión sin conocimiento y ya no se recuperaría y moriría el 12 de octubre siguiente en el hospital militar. El capitán Federico Ochando Chumillas había nacido en Madrid, el 6 de marzo de 1895 y nada más cumplir los 15 años ingresó en la Academia Militar de Caballería. Ascendido al empleo de teniente en 1915 obtuvo cuatro años después el título de Estado Mayor. Al año siguiente, destinado en el Regimiento de Regulares de Tetuán, participó en numerosas operaciones en la región de La Yebala, distinguiéndose por su valor en muchas de las acciones en las que participó, en particular en la realizada el 13 de mayo en las operaciones para la ocupación de Beni Amran. Al ascender a capitán en 1921 pasó a pertenecer al Cuerpo de Estado Mayor, pero cumplida su misión como tal, a comienzos del año 1923 realizó el curso de observador de aeroplano, siendo destinado al aeródromo de Tauima, participando en varias de las misiones de reconocimiento y de bombardeo que se realizaron sobre la Bahía de Alhucemas. El 5 de julio de 1924, volando como observador con el capitán Eduardo González-Gallarza Iragorri, para abastecer de hielo a la posición de Coba Darsa, misión que había que realizar en vuelo rasante, el aeroplano resultó acribillado por los disparos de los rifeños resultó ileso, no así el piloto que sufrió graves heridas en un muslo y en la mano derecha. González 83 Gallarza sería condecorado por su heroica acción con la Medalla Militar individual. Resuelto favorablemente el preceptivo juicio contradictorio, por Real Orden de 16 de mayo de 1928, el Rey Alfonso XIII le concedió la Cruz Laureada de San Fernando.


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