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REVISTA HISTORIA MILITAR 116

142 MARIANO CUESTA DOMINGO Una reordenación que se corresponde con la tendencia hispánica hacia el agrupamiento y, en ocasiones, al cambio de asentamiento indígena habituado a una dispersión y ambos con tendencia a situarse en torno a los cursos fluviales —vías de comunicación— donde la experiencia nativa ante la sorpresa de súbitas avenidas y la facilidad para un cambio en la localización de los cultivos en busca de tierras nuevas tenía un factor de conveniencia; poblados y accidentes geográficos que sufrieron un cambio en la toponimia o, lo que era muy frecuente, recibieron una nueva; los ejemplos son numerosos. Es en este aspecto estructurador en que incide más la acción misional a la que la Corona no se sentía ajena.54 Los eclesiásticos tenían una fluida comunicación con la Real Audiencia de Quito quien les prestó siempre un apoyo oficial aunque escasamente útil. Por su parte, los grupos de encomenderos (originarios de la conquista, bajo nombres de capitán o teniente general) ayudaron puntualmente a los frailes en sus desplazamientos. Instancias oficiales y privadas que buscaban rentabilizar su mínima inversión en el esfuerzo transculturador, realizado por misioneros con fines sin ánimo de lucro. La intervención directa del virrey se percibe en contadas ocasiones para esta región y siglo. La Corona continuó en la línea definida en las Ordenanzas del Bosque de Segovia de 1573; trató e impulsó la aparición de capitulantes que efectuaron los descubrimientos, exploraciones y pacificaciones en aquellas áreas en las condiciones establecidas y reiteradamente recordadas por reales cédulas. Es evidente que la ausencia de riqueza inmediata, ni siquiera la mediata, propició la fraudulencia de hacer trabajar a una población india que también era pobre en demografía y en desarrollo tecnológico; lo infructuoso de leyendas como las de la canela, El Dorado, la casa del sol, las amazonas, el río del oro, etc., tampoco sirvió de estímulo. Una vez más es preciso subrayar que los únicos grupos capaces eran precisamente los que efectuaron la exploración y comenzaron la aculturación o transculturación. En el aspecto de política internacional lo más destacado de la actuación de las órdenes religiosas, su contribución al reconocimiento del espacio, de la frontera, entre territorios ocupados por España germinaría en una frustrada vocación amazónica de la República de Ecuador. 54  El provincial franciscano Francisco Durana autorizaba la entrada de Brieva hacia los Quijos insistiendo en que nadie lo impida ni estorbe pues habrán de «sufrir trabajos y peligros como obejas en medio de los lobos», AGOFM (Archivo General de la OFM, Roma), M-42, doc. 2.º, 146 rº. Sobre la postura concordante de la Corona puede apreciarse el interés manifestado, por ejemplo, en RC de 1642 —recordando disposiciones anteriores— tras la lectura de los informes de Acuña y Maldonado, para la «pacificación y población»; AGOFM, M-42, doc. 1.º, 144 rº y ss. Revista de Historia Militar, 116 (2014), pp. 103-154. ISSN: 0482-5748


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