Page 256

REVISTA HISTORIA MILITAR 116

256 JORGE LUIS LOUREIRO SOUTO judíos y de cristianos. Además, se cerraron las puertas de las ciudades cuando los contingentes de las cabilas se presentaron a la revista debido a la poca con-fianza y el temor que inspiraban, ya que muchas de ellas se pasaban la mayor parte del tiempo guerreando entre sí o con las tropas del sultán. En Tánger, considerada por muchos musulmanes la ciudad de los in-fieles debido a la presencia del cuerpo diplomático y de un buen número de cristianos y de judíos, poco faltó para que el bajá tuviera que emplear la fuerza para obligar a los cabileños a abandonar el lugar una vez que conclu-yó la revista, después de que hubieran mantenido la ciudad bloqueada du-rante diez días. Cuando se permitió la entrada de una partida, los cabileños cometieron un buen número de excesos, demolieron la casa de una dama inglesa, devastaron los jardines de los consulados e incluso abrieron fuego contra el cónsul general de España cuando se asomó a una ventana. Que el bajá de Larache exigiera rehenes para recibir a los jefes de las cabilas en el interior de la ciudad proporciona una idea de la poca confianza que le inspiraban y de la debilidad de la autoridad que ejercían los dignata-rios del sultán. A pesar de haber entregado rehenes, los cabileños dispararon indiscriminadamente en las calles y abrieron fuego contra las naves fondea-das en el puerto una vez que entraron en la población, acribillando al místico portugués Fortuna y al sloop británico Little Viper. Cuando el caíd de la po-licía les reprochó su conducta, le pegaron un tiro. Los cónsules, sus agentes, los judíos y los cristianos tuvieron que parapetarse en sus casas para evitar ser asesinados.21 Los bajás declararon su impotencia para reprimir estos ex-cesos, que también se cometieron en Mogador, donde debían reunirse los contingentes de las cabilas El Schedma y El Haha, que se odiaban a muerte, por lo que el bajá las hizo presentarse por separado, haciéndolas partir de inmediato para evitar que se enfrentaran entre ellas. Cuando el cónsul de Francia en Mogador, Hélouis Jorelle, se quejó firmemente al bajá a causa de las ardientes alocuciones contra los cristianos y los franceses que había dirigido a las cabilas, este alegó que lo había hecho en virtud de los rumores de guerra que se habían extendido por todo el país.22 La crisis se convierte en conflicto A principios de mayo, el Gobierno español envió un ultimátum al sultán exigiendo: 21  La Posdata, 17 de junio de 1844, pág. 3. 22  Drummond-Hay, J. H.: op. cit., págs. 326-332. Revista de Historia Militar, 116 (2014), pp. 243-282. ISSN: 0482-5748


REVISTA HISTORIA MILITAR 116
To see the actual publication please follow the link above