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REVISTA HISTORIA MILITAR 116

82 MARTA BAILÓN GARCÍA sustancia roja, como elemento psicológico, imitando la sangre después de haber sido utilizada contra el enemigo. El poder mágico del arma era mayor si había sido utilizada en una batalla anterior y se encontraba manchada con sangre real. La acción mágica se efectuaba por medio de la semejanza entre la realidad (lanzamiento de una lanza roja, ensangrentada) y lo que se pretendía conseguir con esta acción (victoria en la batalla). La sangre o el color rojo, por semejanza, representan el símbolo de la vida, pero también son símbolo de muerte y, por añadidura, encarnan el derramamiento de sangre en las contiendas armadas. Dentro del Ejército, el color rojo ensalza valores guerreros como el ardor bélico, la pasión, el arrojo o la crueldad.11 El poeta Virgilio (Aen., XII, 258-269) muestra la tradición arcaica de arrojar la lanza ritual, por parte del fecial o del sacerdote augur, como declaración de guerra: «Y Tolumnio el augur prorrumpe antes que nadie: “Era ésa, era ésa la señal por que he alzado mis votos tantas veces. La acepto. Veo la obra de los dioses. Yo mismo, sí, yo mismo iré en cabeza. Empuñad las armas presto, desventurados, a quienes amedrenta como a débiles pájaros un malvado advenedizo que arrasa vuestra costa a viva fuer-za y que ha de huir también. Tenderá velas viene lejos mar adentro. Vosotros todos juntos cerrad filas y defended luchando al rey que os roban”. Exclama y avanzando a la carrera vibra su jabalina contra el bando frontero de enemigos. Resuena zumbador el astil de cornejo y con rumbo seguro hiende el aire. Y al mismo instante en que dispara el arma, se alza un inmenso griterío, se revuelven las filas, el tumulto enardece los ánimos». En el anterior texto, el sacerdote encargado de arrojar la lanza será un augur, y no un fecial como marcaría la tradición. Los augures eran otro tipo de sacerdotes especializados, esta vez dentro de la religión oficial del Estado. Realizaban el rito sagrado de la auspicatio, es decir, la ceremonia que permitía observar los signos, propicios o funestos, enviados por los dioses a través del análisis del vuelo, el movimiento o el apetito de las aves. 11  Referente al árbol Cornus sanguínea en la actualidad, vid. López González, G. A.: Los árbo-les y arbustos de la Península Ibérica e Islas Baleares. Tomo II, Madrid: Ed. Mundi-Prensa, 2006, pág. 1.225; respecto al color rojo y su implicación en la batalla antigua, cfr. Bayet, J.: op.cit., págs. 40, 54; Marcos Casquero, M. A.: Supersticiones, creencias y sortilegios en el mundo antiguo, Madrid: Ed. Signifer Libros, 2000, pág. 136. Alusiones a la producción y uso de varas sanguíneas rituales por parte de los magistrados, vid. Plinio: N.H., XVI, 18; ibíd., XVI, 37. Revista de Historia Militar, 116 (2014), pp. 73-102. ISSN: 0482-5748


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