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puesto y, a partir de septiembre del 86, pasó a ocuparlo el capitán Guillermo Quintanilla Marín que a su vez, al ser nombrado instructor de vuelo de S.A.R. el Príncipe de Asturias Don Felipe de Borbón y Grecia, fue sustituido en septiembre del 86 por el también capitán Andrés Ortega Martín que ocupó el puesto de A-04 hasta mi relevo al final de la temporada 87-88. El “Águila 06” se estrenó en octubre del 1985 durante una exhibición que tuvo lugar con motivo de la Semana Aeronáutica que se celebró en la Base Aérea de Alcantarilla, sede de la Escuela Militar de Paracaidismo y de nuestros compañeros de exhibiciones que forman la PAPEA (Patrulla Acrobática de Paracaidismo del Ejército del Aire). El A-06 vuela como “superpunto” pegado al A-02, pero además hace la exhibición más dinámica cuando ejerce de “sincropar”, como dimos en llamar a la pareja de aviones que ejecutan los cruces y maniobras de dos con el A-05. Es un puesto difícil porque al estar en la parte exterior o interior, según la dirección de los virajes que efectúa el Jefe, A-01, tiene que anticiparse a los cortes y aceleraciones de motor necesarias para mantenerse en su puesto. Su referencia es el A-02 con el que tiene que volar y aguantar las posibles brusquedades que a veces se producen en días de atmósfera turbulenta y otras ocasiones en las que hay que hacer correcciones fuertes por diferentes motivos. En su función como “sincropar” realiza con el otro “par” cruces y otras maniobras más complicadas y espectaculares. El primer A-06 fue Luís Bordallo, después lo sustituyó Ernesto Villanueva que a partir de julio del 86 dio paso al recién llegado de la B.A de Morón, capitán Enrique Pérez Fraces quien, asimismo, al pasar a “solo” de la Patrulla lo cedió al capitán Roberto Mosquera Flores. Roberto que había llegado destinado de la Escuela de Reactores de Talavera la Real como profesor de vuelo, aportó su gran experiencia para la mejora de las figuras del “sincropar” para, posteriormente, seguir dando doble mando a los recién incorporados tenientes que, gracias a las enseñanzas recibidas de sus “maestros patrulleros”, muy pronto estuvieron operativos, pasando a ser titulares de diferentes puntos de la formación y proporcionando la estabilidad necesaria a la Patrulla Águila para conseguir la supervivencia en aquellas ocasiones en que se padeció una gran falta de pilotos. El “Águila 07” empezó a volar en la temporada del 87. Supuso un gran paso 159 Nunca la historia de la Patrulla ha sido un camino de rosas, sino un trabajo constante para superar las diferentes etapas. Como cualquier unidad, el principal tesoro es el potencial humano y en este campo hubo que hacer frente a múltiples problemas derivados de la escasez de personal


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