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reproduce en términos cronológicos los hechos de los cuales es protagonista y testigo en España: como por otros perío dos, recoge observaciones, informa acerca de momentos particulares y critica severamente a quien cubre un puesto de mando sin estar a la altura16. Transcurrido otro largo lapso de tiempo, en cosa de pocos años se publican tres libros que contienen amplios capítulos con referencia a la guerra aérea en España. Del año 2001 es “Seguendo la bandiera. Vita di un pilota”17 escrito por el General Paolo Moci, jefe de tripulación del avión núm. 2 de la 2ª Sección S.7918, llega a Palma de Mallorca en la segunda quincena de marzo de 1937 y está a continuación en la 280ª Ella. del XXIX Gruppo Bombardeo Veloz de la Aviación Legionaria. Experto piloto, pero sobre todo un óptimo oficial de bombardeo, el teniente Moci permanece en España por un período excepcionalmente largo respecto a la media de los aviadores italianos: un año y medio. En muchas ocasiones vuela a bordo del S.79 del comandante de Grupo, el Mayor Pietro Morino, o del capitán Ettore Muti, futuro secretario del Partido nacional fascista, al cual lo une una fuerte amistad. Cuando a finales de abril de 1938 el Grupo se traslada a Valenzuela en vista de la ofensiva contra Cataluña, al mismo Moci se le confía el mando provisional de la 280ª. En el libro, su permanencia en la península ibérica –donde efectúa 230 misiones de guerra– está condensada en una treintena de páginas en las cuales no faltan elementos de interés. La sensación que se transmite es que el autor, muchos años después, recuerda con un cierto distanciamiento y con algunas reflexiones aquel período. Esto se comprende por la amargura que transmite, casi un momento de crisis moral, debida a la consciencia de que sus bombas provocan la muerte de civiles. O por la reprobación al darse cuenta de la brutalidad con la que son “eliminados” los prisioneros, o el saber que tres soldados españoles han sido fusilados “por sabotaje”, incluso sin ninguna prueba que demuestre sus responsabilidades tras la destrucción de un S.79 que se incendió durante el aprovisionamiento de combustible19. El sargento mayor piloto Tullio Serafíni, proveniente del 1º St. de Caza, está en España desde el 6 de octubre de 1936 hasta finales de junio de 1937, integrado en la plantilla de la 1ª Ella. de Caza con el apodo “Giulio Raffaelli”. Con la colaboración de Antonella Poloni, una conocida que aprecia su inteligencia y su caballerosidad pero que no comparte sus ideas, ha escrito y publicado por su cuenta “Storia di un pilota”20. “Por aquel entonces –declara Serafini refiriéndose al otoño de 1936 y a su perspectiva de ir a España– no tenía ideas políticas precisas, acepté más bien por espíritu de aventura, para medir mis capacidades de piloto de caza y también porque la remuneración era muy interesante, 3.000 pesetas al mes, con todos los gastos pagados, equivalentes a 6.000 liras, cuando en Italia percibía sólo 1.000 liras”. Escritas sobre una base de recuerdos ya lejanos y, seguramente con la única ayuda del libro de vuelo, las páginas dedicadas a la Guerra Civil española exprimen el estado de ánimo y las opiniones de un combatiente –indiscutiblemente partidario del fascismo y del franquismo– y contiene afirmaciones que sorprenden. El autor dice que los Martin Bomber (los Tupolev SB-2) en realidad eran Ilyushin; arroja una amplia sombra de sospecha sobre la lealtad del propio comandante, el Mayor Tarcisio Fagnani; sostiene que la liberación del Alcázar de Toledo tiene lugar a mediados de octubre de 1936 y no más de dos semanas antes; escribe que el bombardeo de Guernica fue el resultado de un error: el verdadero objetivo de los bombarderos de la Legión Cóndor, a su parecer, era el puerto de Bilbao21. Mucho más espacio a la experiencia española dedica, sin embargo, el por entonces sargento Giuseppe Ruzzin en su “Ali dʼaquila. Dallʼesodo di Caporetto ai combattimenti nei cieli dʼEuropa”: 120 páginas de un total de 27822. Ha sido Flaminio Pagani, un apasionado de historia, quien ha convencido a Ruzzin para publicar sus recuerdos de piloto integrándolos con el fruto de sus lecturas. Muerto Pagani antes que el libro fuese entregado a la imprenta, el manuscrito ha permanecido en un cajón durante años, hasta que Ruzzin, ya acabada su larga carrera con el grado de General, decide completar el trabajo firmando el libro con el nombre de su colaborador fallecido. Publicado por cuenta propia, el volumen se presenta con un aspecto muy descuidado, lo cual desmerece su contenido. Las muchas y bellas fotografías tomadas por Ruzzin en España están reproducidas en una calidad pésima y en algunas páginas el mismo texto resulta difícil de leer por los defectos de impresión23. Prescindiendo de estos factores, más estéticos que de sustancia, se trata de un buen libro que reproduce con riqueza de datos la permanencia del autor en las filas de la Aviación del Tercio en primer lugar y posteriormente 63 Tullio de Prato. P. Mocci.


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